Según los datos publicados hoy por Eurostat, la oficina estadística comunitaria, el producto interior bruto (PIB) de la eurozona ha crecido un 0,3 % en el cuarto trimestre de 2013 respecto al trimestre anterior, cuando apenas creció un 0,1 %. Mientras tanto, en la Unión Europea, el PIB se ha incrementado un 0,4 % en relación al trimestre precedente, cuando creció un 0,3 %.
Los datos presentados hoy confirman que de forma muy tímida la economía europea comienza a recuperarse y a dejar atrás lo peor de la crisis. Sin embargo, las tasas de crecimiento del PIB son aún irrisorias, de apenas unas décimas, e insuficientes para generar empleo a un ritmo constante. Alemania, que creció un 0,4 %, y Francia, con un crecimiento del 0,3 %, han sido los países impulsores del crecimiento del PIB en la zona euro. Sin embargo, los mayores incrementos en términos porcentuales de este se han producido en Rumanía (+1,7 %), República Checa (+1,6 %) y Lituania (+1,2 %). Mientras tanto, los peores datos han tenido lugar en Chipre (-1 %) y en Finlandia (-0,8 %). La tasa de crecimiento de España ha sido del 0,3 %, como ya había avanzado el Banco de España.
Como decimos, aunque la tendencia es positiva, los datos son aún demasiado pobres como para conseguir reducir la alarmante tasa de paro de la eurozona, que sigue en torno al 12 %. La recuperación total aún está lejos, sobre todo en países como España o Grecia, donde el paro afecta a más de una cuarta parte de su población activa y a más de la mitad de sus jóvenes.
Con un panorama tan desolador como este hablar de una recuperación total de la economía europea quizás sea demasiado utópico. Las heridas causadas por la crisis económica tardarán aún meses, o quizás años, en curarse. Como prueba, basta con comprobar como a pesar de estos datos, el PIB de la eurozona correspondiente al conjunto del ejercicio 2013 cayó un 0,4 %, mientras que el de la UE experimentó un crecimiento de apenas un 0,1 %.
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