El gran cambio Tsipras: Estabilidad presupuestaria y bajar de impuestos para atraer empresas

El gran cambio Tsipras: Estabilidad presupuestaria y bajar de impuestos para atraer empresas
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Parece ser que Tsipras ha acabado entendiendo que las medidas keynesianas de incrementar el gasto público con cargo a la deuda para tratar de reflotar la economía, simplemente no funcionan y que en un entorno de pérdida de soberanía monetaria, para financiarse es necesaria la confianza de los inversores.

En enero de 2015, Syriza ascendió al poder con un programa económico rompedor... Impago de la deuda, subidas de impuestos, nacionalización de empresas de los sectores estratégicos (entre ellos la banca) y demás... No obstante, tres años más tarde el giro de estos planteamientos ha sido de 180 grados.

Compromiso férreo con la estabilidad presupuestaria hasta 2060

Recientemente, Alexis Tsipras ha comentado que "Estamos decididos a cumplir nuestros objetivos acordados para los próximos años. No permitiremos que Grecia regrese a la era del déficit y al descarrilamiento fiscal". Estas palabras son claves para la confianza de los acreedores en los momentos que Grecia decida colocar deuda en el mercado primario, tras salir del programa de rescate.

De hecho, si recordamos el programa electoral de Syriza veremos que el planteamiento de la deuda era radicalmente opuesto:

Realizar una auditoría sobre la deuda pública. Renegociar su devolución y suspender los pagos hasta que se haya recuperado la economía y vuelva el crecimiento y el empleo.

Incluso iban más allá, y perseguían la monitorización de la deuda por parte del BCE, con el objetivo final de endeudarse directamente con los euros creados por la autoridad monetaria:

Exigir a la UE un cambio en el papel del BCE para que financie directamente a los Estados y a los programas de inversión pública.

Con Syriza en el poder, el saldo presupuestario primario de Grecia ha pasado de un déficit del 2,4% del PIB en 2015, incluyendo recapitalización bancaria, hasta alcanzar un superávit del 3,5% del PIB en 2016. En el mismo año, el saldo presupuestario de las administraciones públicas registró un superávit por primera vez en 44 años.

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No hay precedentes sobre el esfuerzo de consolidación, alcanzando un total de 13 puntos porcentuales del PIB entre 2009 y 2016. En el mismo período, el PIB nominal cayó más de una cuarta parte y el FMI y los programas de la UE contribuyeron a soportar el déficit de financiación exterior.

Para este año, en su presupuesto para 2018, el gobierno proyecta alcanzar un superávit presupuestario primario de alrededor del 3,7% del PIB (frente al objetivo del Programa de Apoyo a la Estabilidad del MSU del 3,5%) sobre la base de nuevas mejoras en el cumplimiento de las obligaciones tributarias y en el control del gasto. Y el gobierno planea mantener superávit primario del 3,5% hasta 2022, igual o ligeramente superior al 2% del PIB y un superávit menor de 2.2% del PIB de 2023 a 2060.

El nivel de deuda pública de Grecia en porcentaje del PIB se ha estabilizado. Sin embargo, a pesar de la reestructuración al inicio de la crisis, la deuda pública asciende al 180% del PIB y sigue siendo uno de los principales problemas.

Atraer empresas y reducción de impuestos

El programa de Syriza que le llevó al Gobierno perseguía una mayor fiscalidad para las grandes empresas. En concreto, proponían "Subir el impuesto de sociedades para las grandes empresas al menos hasta la media europea". Un programa más orientado a la voracidad fiscal que a atraer empresas.

No obstante, hoy esta mentalidad parece que ha cambiado y la propuesta que ofrece Tsipras se basa en una reducción paulatina del Impuesto de Sociedades a partir del año próximo. Si el tipo general se sitúa en el 29%, se pretende que en cuatro años el tipo impositivo quede fijado en el 24%.

En cuestiones de impuestos hay más novedades. Actualmente el tipo general del IVA se encuentra en el 24% y el compromiso del actual Gobierno es una rebaja de 2 puntos porcentuales hasta el 22% a partir del 2021. Además, una disminución promedio del 30% de un impuesto anual a las propiedades y que podría llegar a una exención de 50% para las rentas más bajas.

El objetivo: Acudir a los mercados de deuda sin problemas

Después de ocho largos años, Grecia salió oficialmente el pasado 20 de agosto del rescate vinculado a tres programas de rescate por un importe de 288.700 millones de euros. Grecia tiene a su disposición 24.000 millones de euros para atender sus necesidades financieras y a partir de ahí, toca volar sin asistencia.

Por lo tanto, todas las medidas sobre el rigor presupuestario tienen un objetivo determinado... Crear un entorno confianza suficiente para que los inversores acudan al mercado primario de deuda, lo que influirá directamente en el coste de las emisiones, es decir, los intereses y determinará la capacidad del Gobierno de grecia de ir refinanciando su deuda.

Hoy, el bono griego a diez años cotiza con una TIR del 4,09%, la más elevada de toda la Eurozona y una prima de riesgo (diferencial frente al bono alemán a diez años) de 360 puntos básicos. Recordemos que el BCE finalizará en diciembre el QE, y a partir de mediados del año venidero, impulsará su primera subida de tipos. Por lo tanto, es muy improbable que Grecia pueda financiarse muy por debajo del 4%, cuando la política monetaria se encuentra a las puertas de un punto de inflexión.

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Ocurre lo mismo con los tipos de interés de los préstamos bancarios que han descendido a los niveles anteriores a la crisis, después de haber alcanzado su punto máximo en 2011. Sin embargo, los tipos de interés de los préstamos se mantienen muy por encima de los de otros países de la UE.

El crecimiento vuelve a Grecia

Mientras que la crisis griega se extendió mucho más allá de las fronteras del país, con sólo 11 millones de habitantes, el efecto en el país fue especialmente dramático. El PIB cayó en un 25% y el nivel de vida se desplomó después de que la pérdida de más de un millón de puestos de trabajo empujara el desempleo al 28% en un momento dado.

En 2017, el PIB creció un 1,3%, el ritmo más rápido desde la caída de la economía mundial. La finalización de la segunda revisión del apoyo a la estabilidad del MSU en junio de 2017 y los progresos realizados en la realización de la tercera revisión, que se concluyeron en marzo de 2018, han fortalecido la confianza en la economía.

Crecimiento

Se prevé que el crecimiento del PIB se fortalezca hasta 2018 y 2019, y se mantenga por encima del 2% en ambos años. La inversión de las empresas se recuperará, tras 10 años de contracción, a medida que el nuevo la ley de inversiones empieza a dar resultados, y las condiciones de financiación, así como mejorar la confianza y se acelere el crecimiento de la demanda interna.

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