7 problemas económicos que el nuevo gobierno debería resolver

7 problemas económicos que el nuevo gobierno debería resolver
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Tras el resultado de las elecciones, queda claro que quién forme gobierno deberá de hacerlo mediante el acuerdo de dos o más fuerzas políticas, aunque sea implícito. No obstante, existen ciertos temas que el nuevo gobierno debería de afrontar en los próximos cuatro años.

Normalmente suelo acabar el año con una reflexión, en 2015 decidí que mejor comenzar el 2016 hablando sobre el futuro. Porque si se había acabado la etapa de prevalencia del PP, en 2016 comienza una etapa mucho más compleja en la historia, que en el plano económico puede ser tanto muy buena como muy mala, según a dónde apunten las decisiones de nuestros gobernantes en los próximos cuatro años.

Problemas en los mercados

El primero es la supervisión y regulación de nuestro mercado de valores, que claramente es inadecuada. Tenemos el reciente caso de Abengoa, pero no es el único. También tenemos a los accionistas de Bankia, que se encontraron con unas pérdidas muy superiores a las declaradas en las cuentas, que hemos tenido que resolver entre todos. Estamos hablando de dos empresas del principal índice bursátil español (IBEX35) en tan sólo cuatro años. Pero no son sólo las grandes, incluso también para empresas más pequeñas, como el caso de Gowex.

Quizás, parte del trabajo pase por la profesionalización de la CNMV, aquí hay un buen enlace de Nada Es Gratis que en parte compara la trayectoria de las nuevas cabezas de la CNMV y la SEC norteamericana. No es que EEUU sea perfecto, pero claramente la persona elegida por Washington daba un perfil más adecuado.

También es necesario mejorar nuestro mercado energético. En el caso de la electricidad tenemos uno de los precios eléctricos más caros de la Unión Europea (y creciendo), con subvenciones a energías más caras y contaminantes. Es hora de plantearse nuestro mercado eléctrico tal y como está configurado. No es sólo la electricidad, recientemente la Audiencia Nacional ha visto indicios de delito en los precios de los carburantes, por lo que parece que los problemas se ven también en la energía en general.

Esto no ha de resolverse sólo para finalizar o paliar la pobreza energética, esa de la que se ha hablado tan largo y tendido. Sino, porque si queremos ser competitivos, debemos ofrecer precios buenos en la electricidad a las empresas, especialmente aquellas que usan la electricidad intensivamente (como los fabricantes de coches de los que depende la mayor parte de nuestro sector industrial).

Problemas estructurales

La productividad en España es relativamente baja. Es cierto que es muy alta en sectores, profesiones y empresas determinadas, pero en general no es muy buena. Los españoles trabajan más horas que muchos europeos, pero en cambio producen menos. Esto se debe a varios motivos que no toca mencionar hoy, pero en un mundo global deberíamos de irnos planteando que si queremos que un trabajador gane más en España que otro equivalente en Brasil, China o Bulgaria, debería de ser capaz de producir más.

También tenemos que resolver el desempleo de España. Incluso la media europea de desempleo es bastante alta si la comparamos con países como Japón, Corea del Sur o Estados Unidos, pero deberíamos de irnos plateando de aquí a diez años tener una tasa de desempleo equivalente a la de la media europea. Esto debería de ser una estrategia consensuada entre, al menos, los cuatro partidos más votados, que fuera el objetivo final de una política económica a largo plazo para los próximos años.

La economía sumergida y el fraude fiscal y a la seguridad social, va siendo hora de acabar con esto, no sólo mediante un sistema fiscal más simple, sencillo y eficaz. Tanto para el IRPF como para otros impuestos.

Una versión ampliada del problema fiscal, es acabar con el exceso de burocracia que tenemos en España. No podemos tener competencias duplicadas y triplicadas, rompiendo incluso la unidad de mercado (que es pequeña). Es hora de agilizar los plazos y reducir la burocracia a la que se enfrentan personas y empresas y reducir el coste burocrático de nuestra economía.

Por último es necesario acabar con la incertidumbre territorial. Independientemente de que estemos a favor o en contra de la independencia de unos u otros territorios, la situación actual es insostenible. Tenemos un parlamento autonómico que tiene una mayoría de escaños pro independencia mientras que el gobierno central actúa con pasividad, crea una incertidumbre jurídica que no convierte atractiva a Cataluña para invertir ni tampoco al resto del estado. Unas reglas claras del juego acabarían con la incertidumbre actual.

Es posible que los lectores de El Blog Salmón tengan más que aportar, pero estos problemas podrían ser solucionados, o como mínimo encarrilados en cuatro años con esfuerzo, buena voluntad y copiando lo que se hace en otros países, no es necesario inventar la solución, se puede copiar.

En El Blog Salmón | Independencia de Cataluña, ¿qué hacemos con la deuda?

Imagen | CoreForce

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