Hace unos años España tenía un puesto en el BCE y un comisario europeo de importancia (por ejemplo de Economía o una vicepresidencia y la cartera de competencia). Hoy en día hemos dejado el cargo del BCE, tenemos un comisario europeo de segundo orden (Energía). Todo esto ha sido para lograr la presidencia del Eurogrupo pero ayer de Guindos perdió la votación.
La cosa no estaba tan clara, de hecho fue muy ajustada. Pero al final Grecia apoyó a Dijsselbloem, quizá resentido porque España no apoyara con mayor claridad (como han hecho Francia o Italia) el rescate en condiciones más favorables.
La cuestión es si esta pérdida de poder en Europa es un síntoma de debilidad de España. Ya no somos la nación pujante, quizá nunca lo fuimos y todo era fruto de la burbuja inmobiliaria, y Europa nos relega a un segundo plano.
Lo cierto es que este ha sido un gran fracaso de la diplomacia española, el Gobierno dejó pasar muchos trenes para lograr la presidencia del Eurogrupo y no lo ha conseguido. Ahora hay que intentar recuperar el peso perdido.