Según el presidente del gobierno, no queda más remedio que aplicar una subida de impuestos equivalente al 1,5% del PIB, y un recorte del gasto público de unos 8.600 millones de euros para solucionar el problema de las arcas públicas.
La medida a priori, se queda corta y creo que el recorte de gasto público debería ser mucho mayor. Aún así el Gabinete económico del presidente está cometiendo un error importante que puede comprometer la evolución de la propia economía. No se puede mercadear con la política fiscal para aprobar los PGE.
En la comparecencia parlamentaria de hoy, Zapatero no ha detallado las modificaciones que se van a llevar a cabo en el mapa impositivo y todo lo que hay son rumores, globos sonda e improvisación por doquier. Guardarle las subidas de impuestos como estrategia negociadora de los Presupuesto Generales no es lo más adecuado desde luego, porque no es lo mismo modificar el IRPF a modificar el IVA.
Al igual que no es lo mismo reflotar el impuesto de patrimonio o modificar los tipos impositivos de los impuestos especiales. Zapatero debería haber llegado hoy al Congreso con difras concretas, con actuaciones precisas y puntuales que se van a seguir y con la hipotética evaluación económica de las modificaciones fiscales que se vayan a llevar a cabo.
Una sociedad y una economía necesita confianza y el primer pilar para transmitir esa confianza comienza por hablar claro y alto, para bien o para mal. Al igual que se nos dijo a todos que jugábamos en la Champion League de la economía, el presidente debería haber comenzado hoy su discurso diciendo que estamos a punto de bajar a segunda división y a reglón seguido enumerar los impuestos concretos que se van a subir, enumerando claramente cómo piensan recaudar 15.000 millones de euros más.
En El Blog Salmón | Subir los impuestos no es la solución a la crisis, Directrices para afrontar la consolidación fiscal española
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