El nacionalismo económico persiste

El nacionalismo económico persiste
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En estas páginas hace muchos años que hablo en contra del nacionalismo económico con países tomando sus decisiones económicas y fijando sus políticas industriales e intervenciones en base a la nacionalidad del capital que quiere hacer algo en el país. Estas tendencias nacionalistas persisten y las seguimos viéndo en activo.

Lo vemos con los gobiernos populistas, liderado por el argentino, pero también lo vemos en los países más desarrollados e, incluso, en los que se proclaman especialmente liberales y en favor del libre mercado, como es el de Reino Unido.

Este nacionalismo se suele manifestar en gobiernos protegiendo a sus empresas, asegurando sus campeones nacionales, aunque funciona en jurisdicciones más locales también.

Las acciones de los políticos locales españoles para solucionar el gran problema y los grandes agujeros financieros de las cajas de ahorros, fue fusionarlas, preferiblemente fusionando las cajas de la misma región y, así, terminar con cajas más grandes, eso si, manteniendo su sabor regional.

Cuando la empresa estadounidense, General Electric, anunció hace poco que quería comprar la frances Alstom saltaron las alarmas pero, como no había empresa francesa que podía competir en la compra, el gobierno francés se abrió a la posibilidad de que la empresa alemana, Siemens, pueda ser el comprador. Por lo menos tendríamos un campeón europeo. No ha terminado esta operación financiera.

El país que más alardea de sus credenciales liberales, el británico, también está metido precisamente en estos mismos líos nacionalistas. Con el anuncio de la multinacional farmacéutica estadounidense, Pfizer, que quiere comprar AstraZeneca, otra multinacional farmacéutica, pero basada en Reino Unido, los ministros británicos iniciaron un proceso de reuniones para asegurar que no estaban perdiendo un campeón nacional, expresado en términos de proteger el empleo en su país y de proteger la innovación y la inversión local en investigación y desarrollo (I+D).

Resulta gracioso ver y oír a políticos británicos proclamar su preocupación de que una estrella británica está siendo asediada por una multinacional extranjera. Estos políticos ni se enteran de donde viene la parte Astra de su amada AstraZeneca.

Algunos tenemos memoria y sabemos que Astra era la estrella farmacéutica de Suecia, que fue comprada por la británica Zeneca, la anterior Imperial Chemical Industries (ICI). En esos momentos argumentaron en favor del capital extranjero y en contra de la intervención de políticos nacionalistas para entorpecer una operación entre dos empresas privadas en el mercado privado.

Este nacionalismo no siempre funciona. Cuando la empresa francesa, Vivendi, por fin decidió vender su división de telefonía móvil, la empresa SFR, se inició una subasta entre Altice, una empresa holding basada en Amsterdam en televisión por cable y digital, telefonía VOIP e Internet, y la francesa Bouygues, que tenía apoyo financiero de su gobierno, que quería unir la parte móvil a su negocio de telefonía fija. Poco después de perder esta subasta, Bouygues anunció la pérdida de miles de puestos de trabajo en su división de telefonía, para que el gobierno francés se entere para la próxima.

A ver si AstraZeneca se vende a Pfizer.

En El Blog Salmón | Los mejores países para los negocios, El Indice de libertad económica - 2014 y Los Principios de la OCDE para la inversión a largo plazo

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