La inmigración y la economía

La inmigración y la economía
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Circula estos días por Internet un discurso filo-fascista y xenófobo que no puedo dejar de contestar desde estas líneas. Presuntamente, se trata de una carta aparecida en un diario gratuito en el que el autor se queja de que a los inmigrantes se les de plaza antes en las guarderías, se les regalen pisos que luego venden con plusvalías, se les den pensiones y exenciones fiscales y (el colmo) que se les permita votar siendo como son familias mucho más numerosas que las autóctonas, por lo que en breve podrían decidir el destino del país. Me parece una total aberración que haya gente dando crédito a semejantes tésis, y me veo en la responsabilidad de utilizar mi tribuna (o la tribuna que me han prestado, al menos) para combatir semejante sarta de sandeces. Se empieza pidiendo "que circulen" estas historias y nos acabamos preguntando como ha podido arder el gueto de varsovia.

En primer lugar, en la mayoría de los casos los supuestos privilegios que se conceden a familias inmigrantes tienen menos que ver con el hecho de su lugar de nacimiento que con la renta familiar y la circunstancia de que ambos conyuges trabajen. En demasiadas ocasiones las personas que se quejan de lo fácil que les resulta a los inmigrantes matricular a sus hijos en el colegio disfrutan de situaciones que, como ciudadanos que somos del primer mundo, no indentificamos en primera instancia como privilegiadas, pero que comparada con la situación de un alto porcentaje de familias inmigrantes es absolutamente envidiable. En segundo lugar, lo de que se estén regalando pisos (protección oficial) y los estén vendiendo lo veo francamente complicado habida cuenta de la legislación actual al respecto, que prohibe terminantemente esta práctica. Tanto es así que determinados colectivos de propietarios de este tipo de viviendas llevan bastante tiempo solicitando el derecho a venderlas con el argumento de que "ellos también tienen derecho a enriquecerse con la venta del ladrillo". A eso nos ha llevado el pelotazo inmobiliario. En fin, este tema daría para otro artículo completo.

Por último, si vives, trabajas y cotizas en España, no se por qué no ibas a poder votar. Y si algún día son más que los “españoles de pura cepa” (que ya me explicarán qué es eso en un país crisol de Fenicios, Iberos, Romanos, Godos, Suevos, Alanos, Moros y cientos de miles de turistas que decidieron quedarse) no se por qué no iban a poder decidir cómo debe regirse el país, como ocurrió por ejemplo en los Estados Unidos, uno de los países creados fundamentalmente a base de inmigración (que se lo digan a los índios) y a los que no parece irles tan mal. Tendríamos que recordar a quienes sostienen estas tésis que la principal etnia en Nueva York la constituyen los portorriqueños, por delante de los irlandeses y cualquier otro grupo.

No parece que al que ha escrito esto le haya importado mucho que los inmigrantes tengan un mayor índice de creación de empresas y de trabajadores autónomos que los españoles (creación de empresa = creación de riqueza). No parece importarle que gracias a ellos se haya nivelado el índice de natalidad. No parece estar al tanto de que, con 1,6 hijos por pareja de media incluyendo a la inmigración actual, necesitamos la inmigración futura para poder mantener el sistema de pensiones.

Al autor de semejante libelo le diría que a ver si estudiamos algo de economía… Y de historia. Y menos demagogia

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