Goldman Sachs atrapado en su propio juego con hundimiento del Espirito Santo

Goldman Sachs atrapado en su propio juego con hundimiento del Espirito Santo
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La quiebra del Banco Espírito Santo tiene una víctima importante al otro lado del Atlántico. De acuerdo con el Wall Street Journal, el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs podría perder 835 millones de dólares por un préstamo que concedió a la institución portuguesa poco antes de que se hiciera evidente la situación de bancarrota del banco portugués. Este hecho ayuda a entender por qué Goldman Sachs emitía buenos informes sobre la solidez del principal banco de Portugal, y por qué la prensa financiera aplaudía la gestíón del banco y negaba su bancarrota inminente.

Goldman Sachs pagó los 835 millones de dólares a través de una entidad de propósito especial en Luxemburgo, tomando el dinero que estaba destinado a financiar la construcción de una refinería en Venezuela, como indica el propio WSJ. El préstamo permitió prolongar el largo estado de coma del Espirito Santo, y Goldman Sachs esperaba recuperar su dinero dado que se había empleado un vehículo de inversión especial (SPV) creado en Suiza. Los SPV (Special Purpose Vehicle) también conocidos como "entidad de quiebra remota", permiten la adquisición y el financiamiento de activos específicos con un régimen jurídico que hace sus obligaciones seguras incluso cuando la sociedad matriz se declara en quiebra. Fueron diseñados para servir como una contraparte de los swaps y otros complejos instrumentos derivados de crédito, y también se le llama "derivados de productos de la empresa".

Sin embargo, el estado de coma y la prolongada bancarrota que negaba Goldman Sachs en sus informes sobre el banco, fue interrumpido subitamente por el gobierno de Passos Coehlo tras la quiebra de las empresas de cabecera del holding, como Espirito Santo Financial Group y RioForte. Al develarse los fraudes masivos en que habían incurrido los dueños de las empresas, el gobierno procedió a desconectar al banco del respiradero artificial.

La quiebra del Espirito Santo podría ser muy costosa para Goldman Sachs, que esperaba vender esa deuda en el mercado de capitales y a un precio mucho mayor para embolsarse una ganancia. Pero no alcanzó a encontrar un comprador, dada la rapidez con que el Espirito Santo quebró y desapareció del mapa financiero. Hoy todos los títulos que llevan algún timbre del BES se castigan con un 98 y 99 por ciento de su valor. Es decir que los papeles de Goldman Sachs se pagarían en torno a los 16,5 millones de dólares. Una vez más, los fondos buitres son los más interesados en este tipo de operaciones, dado que compran al 2 por ciento, pero después se las arreglan para exigir a los gobiernos el 98 por ciento restante.

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Imagen | mikecogh

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