Dios y Eva, unidos por la viralidad

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Coinciden en el tiempo dos campañas publicitarias curiosas, de productos muy muy lejanos entre si. Y ambas sin embargo tienen en común su nexo viral, su aprovechamiento de los nuevos medios a la hora de lanzar su mensaje.

En el caso del anuncio de Eva Mendes para Calvin Klein y su nuevo perfume, Secret Obsession, la viralidad no se buscaba en si misma. O eso se desprende de su planteamiento inicial. La prohibición de su emisión en numerosos cadenas norteamericanas ha disparado su distribución por internet. No hay nada como prohibir algo para disparar su demanda. No se, me cuesta creer tanto puritanismo por medio pecho que se le ve un milisegundo, pero conociendo la estrechez de miras de muchos estadounidenses sobre el topless todo es posible.

Pero si la carnal Eva ha tenido que recurrir a la viralidad para vendernos su perfume, Dios (el de los católicos) ha tenido que recurrir a los mismo.

Se trata, según nos cuentan en Laboratorio Callejero, de una acción de marketing de guerrilla en unas piscinas. Se trata de usar un cristal para que la gente pueda caminar sobre las aguas, y a renglón seguido se ha lanzado un spot a internet. Se trata de una campaña de la Iglesia Católica alemana que ha tenido que aguzar su ingenio para captar fieles (el mercado de la fe alemán no es como el español). No a cabo de tener claro el mensaje, si es que lo hay, más allá del chiste. Una vez más parece que el medio es el mensaje. Eso si, el amén final me ha hecho gracia.

En El Blog Salmón | Atún Calvo: El realismo soviético y el bakalao al servicio de la empresa

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