Sindicatos: desde la ignorancia y la mala intención [por IC]

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Uno de mis mejores recuerdos del instituto eran los comentarios de texto. Encuadrar al autor, destacar los recursos estilísticos que le eran propios, señalar el mensaje y ponerlo en consonancia con su peripecia vital, social, etc. Divertidísimo. Evidentemente ya no recuerdo el 90% del método, pero el gustirrinín queda ahí. Se puede ver en algunos de mis posts, en aquellos que giran alrededor del análisis de posts de terceros. Y este va ser el caso del de hoy, para el que aprovecho Sindicalistas vagos, de Enrique Serrano, en diarioabierto.es.

La tesis del autor es que la crítica a los sindicatos viene de la ignorancia o de la mala intención. Más claro, que aquellos que osen acusarles de algo o son (somos) tontos o esconde(escondemos ) aviesas intenciones. Como a mi me gusta estar en todas las salsas, supongo que seré imbécil e interesado. ¿Y cómo ha llegado Enrique a tan brillante conclusión?

Según él, a los tontos se nos olvida que los sindicatos representan a los trabajadores a través de las elecciones sindicales. Hombre, no quiero aguarle la fiesta, pero la becaria-periodista que le da pie a ilustrarnos no creo que sea representativa de nadie (nosotros si que no la hemos votado). No somos tan tontos para no saber que hay elecciones sindicales. Y tampoco para olvidarnos de que estamos en un país donde hay más de cuatro millones de desempleados que no pueden participar en dichas elecciones. ¿A esos desempleados quién les representa, D. Enrique? Es más, ¿tienen los mismos intereses los representados por esos sindicatos en las elecciones sindicales que los desempleados? igual soy muy tonto, pero no lo tengo claro. Y prefiero no entrar en mayores honduras, como la justificación, el uso y abuso de la figura de “la mayor representatividad”, que como algunos sabrán algunos es de lo menos representativa.

Claro que, incluso si obviamos dicho problema de representatividad os encontramos con que las elecciones sindicales no son un Jordán purificador. Identificar democracia o representatividad con elecciones me resulta un tanto, ejem, adolescente. Echo en en falta mecanismos de control, de responsabilidad, de supervisión, que funcionan en las democracias políticas. ¿Dónde están en el marco laboral dichos controles?

La segunda linea argumental se centra en la mala fé, en los oscuros intereses de periodistas y políticos cavernarios. Partiendo de que cavernario puedo ser, pero no soy periodista ni político, me he sonreído con algunas alegaciones al respecto:

  • Para empezar, el sofisticado argumento “y tu más”, que en román paladino quiere decir que si los políticos chupan los sindicatos también tienen derecho. Pero no cuela. Muchos de los críticos con los sindicatos lo somos también con la casta política. Sinceramente, me es mucho más fácil distinguir el blanco roto del marfil que a un sindicalista de un político. Y el hecho de que figuren en la Constitución no les da derecho de pernada sobre fondos públicos (FORCEM; subvenciones a ONGs afines, etc) y privados (pago de liberados, particpación en gestoras de inversión, consejos de administración, etc), ante lo que las afirmaciones de Toxo y Menéndez suenan a chiste. Si enlazamos con el primer punto, el de la representatividad, resulta curioso como hemos de financiar a aquellos, políticos y sindicalistas, que apenas logran cifras significativas de afiliación. Me da que no hacen tan bien su trabajo como comenta Enrique.
  • El segundo argumento es el viejo “detrás de mi, el Diluvio”. Según el mismo, los trabajadores no serían capaces de defenderse, de negociar individualmente, de no ser por las lineas rojas que han marcado los sindicatos. Aquí, entre nosotros, intuyo un cierto desprecio hacia el marco legal, las instituciones judiciales y la libertad y capacidad de cada uno de los trabajadores. Yo casi me pregunto que sería de los sindicatos sin que todo ese marco legal les amparase y les protegiese, donde iba a quedar su capacidad negociadora. Bueno, siendo sincero no me lo pregunto, lo sé.
  • Cierra el texto volviendo al “y tu más” para defender la acusación de privilegios, de vagos. Entiendo que se refiere a los liberados sindicales, financiados forzosamente por las empresas. Curioso. No lo niega, se limita a amenazar con tirar de la manta de periodistas y políticos. ¿A qué es esclarecedor?

Vía | diarioabierto.es
Más información | El Diario Montañes
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IC ha sido colaborador habitual en El Blog Salmón y ahora escribe una

columna semanal donde muestra su punto de vista de los asuntos económicos

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