La robotización viene a revolucionar el futuro, pero España no tiene ninguna industria potente posicionada

La robotización viene a revolucionar el futuro, pero España no tiene ninguna industria potente posicionada
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La robótica forma parte de esta revolución industrial que está avanzando a pasos agigantados. La implementación de máquinas que reemplazan al ser humano en la cadena de la producción es una realidad y, a medida que transcurran los años, tomaran una mayor presencia por sus ventajas en forma de incrementos de producción reducción de costes, precisión en los procesos productivos (reducción de productos defectuosos) y un mayor aprovechamiento de los recursos y materiales,

Tradicionalmente, los robots se han desplegado para ejecutar tareas rutinarias y repetitivas, que requieren una programación compleja para su programación para su configuración e implementación, y carecen de la agilidad para ajustar fácilmente las operaciones.

Pero en el transcurso de los años, a medida que los robots autónomos se vuelven más sofisticados, los tiempos de preparación disminuyen, requieren menos supervisión y son capaces de trabajar codo con codo con sus homólogos humanos.

Los beneficios se expanden a medida que los robots autónomos son capaces de trabajar las 24 horas del día con niveles más constantes de calidad y calidad y productividad, realizando tareas que los humanos no pueden, no deben o no quieren hacer.

Los robots industriales existen desde hace mucho tiempo, pero su despliegue se intensificó a partir de los años noventa: el número de robots en la UE-28 en 2015 era cuatro veces que en 1995. El alcance de los robots industriales actuales es muy limitado: su uso se concentra en concentrado en tareas manuales repetitivas como la manipulación la soldadura y el moldeo. Además, la mitad de los robots de la UE están instalados en el sector del automóvil, y el 73% de todos los robots están desplegados en solo tres sectores: el de la automoción caucho y productos de plástico y metal.

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A pesar de la revolución, lo cierto es que la industria española no es la más expuesta a la robotización por la propia composición de su PIB desde el lado de la oferta.

El sector que más importancia tiene en nuestro PIB es el comercio. Según los datos, supone el 13% de la economía, aunque representaría el 17% del empleo. La robotización tiene un papel relativo en esta industria, ya que existe una dualidad clara entre las empresas de menos de 10 trabajadores y las más grandes con 250 ocupados, siendo estas últimas las que mayores incentivos expresan en poner a los robots al servicio de la actividad.

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La mayor disrupción que vive este sector está siendo el comercio electrónico que consiste fundamentalmente en el desarrollo de acciones de mercado, ventas, servicio al cliente, gestión de cartera, gestión logística y, en general, todo intercambio comercial llevado a cabo por medio de internet, que se materializa generalmente por medios de pago electrónicos. Pero, no podemos hablar de una robotización del sector por las propias características ampliamente atomizadas.

Otro de los motores uno de los motores es el turismo con un peso el 12,4% del PIB y el 12,9% del empleo. Las mayores novedades que vivirá está industria con la robotización es la automatización de los registros de entrada y salida de los huéspedes en los hoteles. Sin embargo, si la automatización fuera plena, pudiendo llegar a sustituir a los recepcionistas, se perdería el factor humano, afectando así a los niveles de satisfacción de los clientes que prefieren el "trato humano".

España se sitúa a la cabeza de competitividad en el sector turístico y es el segundo país más visitado del mundo. En este caso, los robots pueden afectar negativamente a la experiencia turística y la generalización de los robots inhibiría la espontaneidad y la autenticidad de la experiencia turística. La robótica en el turismo es una simple adaptación de la industrial, para nada se trata de una revolución del turismo. El objetivo a largo plazo de la robótica aplicada al turismo es mejorar, y no sustituir, la interacción con los humanos.

La industria automovilística es otro de los motores económicos españoles. Sus números lo avalan con una producción de más de 2,2 millones de vehículos, un peso sobre el PIB del 10% y soporta el 9% del empleo. Como hemos comentado, se trata de una industria que la robotización ya hace años que se ha implementado en el proceso de fabricación en sus plantas por lo que no representa una verdadera disrupción en este sector.

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La industria de la construcción podríamos pensar que experimentará un notable cambio en los próximos años si se incorpora la robótica, no obstante la construcción ya no es el mastodonte económico de años atrás, sino que hoy ocupa un 5,6% del PIB y hay problemas para su implantación. Se perciben algunas dificultades que llevan a que la penetración de la robótica no haya sido muy exitosa en años atrás como el fácil acceso a mano de obra (barata), la construcción se encuentra muy fragmentada por la compleja y variada cadena de suministro para ejecutar proyectos y la inversión en I+D es más bien escasa, mientras que el sector automotriz ha liderado históricamente este presupuesto.

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