LaLiga cada vez es menos competitiva para atraer talento y los altos marginales del IRPF tienen la culpa

Leo Messi ha dejado prácticamente huérfana la Liga española de fútbol. Su inesperada salida del F.C Barcelona ha dejado a los aficionados culés y amantes del fútbol en general desolados, pues significa la salida de la última gran estrella del fútbol patrio. Y no de una cualquiera, sino LA ESTRELLA.

Messi se ha marchado por motivos económicos, ante la imposibilidad del Barça de pagarle lo que pedía -aunque esto no ha quedado del todo claro porque el club ha dado una versión y Messi otra...- sin incumplir el fair play financiero de la Liga y, básicamente, sin caer en la ruina absoluta ante unas cuentas ya muy tocadas.

Pero la marcha del argentino solo supone el colofón a una desbandada de talento internacional de la Liga española que tiene un enorme trasfondo económico. Casi todas han tenido que verse las caras con Hacienda por evasión de impuestos, ya que el sistema nacional, después de que se derogara la Ley Beckham, ha hecho que los futbolistas tuvieran que tributar al tipo máximo, lo que está haciendo que muchos prefieran jugar en países con sistemas fiscales más atractivos para sus intereses.

Límite salarial e IRPF: la combinación fatal

Todo empezó con Cristiano Ronaldo hace unos años. La negativa Del Real Madrid a pagar su multa de Hacienda, de 14,7 millones de euros, y a pagarle el mismo sueldo que Messi tenía por ese entonces hizo que decidiera hacer las maletas rumbo a Italia, donde la Juventus le ofrecía 30 millones (el Madrid, 23).

Algo similar ha pasado con Sergio Ramos, que este verano ponía rumbo a París, donde el PSG también le pagaba el salario que Florentino Pérez le negaba. Y el último ha sido Messi, la gran sorpresa, al que el equipo galo pagará unos 35 millones, lo mismo que supuestamente iba a darle el Barça hasta que todo saltó por los aires.

¿Por qué? Porque ese nuevo contrato excedía, según Laporta, el límite salarial marcado por la Liga para el Barcelona este año. Este límite salarial se estableció hace unos años cuando los clubes españoles tenían una abultada deuda con la Agencia Tributaria. El objetivo era reducirla y que no gastaran sin freno mientras debían dinero al fisco.

Este límite se calcula con los ingresos esperados que estima la competición para cada club ese año y deduce los costes estructurales y el pago de su deuda. En el caso del Barcelona, estos ingresos esperados han ido decayendo en los últimos años hasta el bajón provocado por la pandemia, mientras su deuda crecía. Por lo tanto, renovar a Messi según los términos que él querían era imposible. Aunque se bajara el sueldo la mitad, según él.

Pero esto no es todo. La tributación española está haciendo que la Liga pierda competitividad a pasos agigantados. Como vemos, los clubes apenas hacen ya grandes fichajes, una contención que en grandes como el Real Madrid y el Barcelona sorprende y para mal, ya que esto les hace perder atractivo a ojos del público internacional.

Mientras el PSG acumula a las grandes estrellas -los que venden más camisetas y atraen a más gente a los estadios-, los clubes españoles compiten con jugadores con un perfil más bajo, sin dejar de ser de primera. Y es que en España la tributación 'penaliza' -muy entrecomillas- a estos jugadores que cobran millones al año.

Porque deben tributar al tipo máximo del IRPF, que es del 47%, para rentas superiores de 300.000 euros desde este año. La llamada Ley Beckham, puesta en marcha cuando el inglés llegó al Madrid con el objetivo de atraer talento internacional, no solo en el fútbol, les permitía tributar al 24%, pero esa ley se derogó para los futbolistas.

Por ejemplo, en Francia Messi podrá acogerse al régimen de impartidos, por el que el 30% de su salario está exento de impuestos. Y regímenes así tienen la mayoría de países europeos para atraer talento. En España para el fútbol no.

Bien es cierto que los futbolistas negocian sus contratos en neto, por lo que son los clubes lo que se encargan de pagar a Hacienda, el problema es que estos ya no están dispuestos a asumir esas cantidades, porque significa sumar la mitad del salario al coste establecido por contrato. Algo que, de nuevo, les supone exceder ese límite salarial de la Liga.

Por lo tanto, la situación se complica para la competición española. La pandemia, además, ha dado la puntilla a los equipos, que han recibido muchos menos ingresos al estar un tiempo la Liga parada y la imposibilidad de tener público en los estadios después. La crisis general también hace que su merchandising oficial, que es bastante caro, por cierto, ya no se venda tanto, también motivado por la menor llegada de turistas internacionales a nuestro país, que son los que más compran camisetas. Además, sus ídolos ya no juegan en nuestra Liga.

Por lo tanto, el fútbol español está en una encrucijada. Por un lado, es imprescindible que los clubes estén financieramente saneados y que los futbolistas reciban sus salarios debidamente, así como el resto de empleados de los clubes y todo el sistema. Que las deudas se paguen y que no se deban cantidades abultadas a Hacienda.

Pero eso le está restando atractivo, porque para tener grandes estrellas es imprescindible gastar mucho dinero. Y eso parece que no lo solucionan los millones que el fondo CVC va a poner en la Liga, un acuerdo que por cierto los grandes clubes rechazan y la Federación de Fútbol tacha de ilegal.

Lo que está claro que es que la Liga necesita dinero para competir con Inglaterra, Italia o Francia, donde ahora juegan las grandes estrellas que han emigrado del fútbol español buscando unos sueldos más suculentos.

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