La tasa de desempleo en la eurozona cayó en febrero de 2025 al 6,1 %. Su nivel más bajo desde que existen registros. En la Unión Europea, la cifra también marcó récord histórico, según Eurostat: 5,7 %.
Unos datos que reflejan una reducción interanual de más de 600.000 personas desempleadas, un mercado laboral que, pese a la inflación y las dudas de crecimiento, resiste con notable fortaleza.
Desempleo en Europa: luces y sombras
También lo confirma la OCDE: en 2024, el paro se estabilizó en el 4,9 % en las economías avanzadas, uno de los niveles más bajos de las últimas décadas.
Así, a pesar de los buenos datos, el desempleo sigue siendo profundamente desigual entre países. El mapa elaborado por Combarro con datos de Eurostat para marzo de 2025 lo refleja con claridad.
España sigue arriba en el desempleo con un 10,9 %, muy por encima de la media europea, aunque con buenas perspectivas frente a sus máximos históricos que, junto a Grecia, han llegado a superar el 25 % de la población activa. Le siguen Grecia (10,4 %), Finlandia (9,5 %) y Suecia (8,1 %), con incrementos recientes que preocupan a los analistas.
En el extremo opuesto, se sitúan Polonia (2,7 %), Chequia (2,6 %), Malta (2,6 %) y Alemania (3,0 %), que mantienen cifras muy por debajo del promedio europeo.
Entre los países nórdicos, Finlandia y Suecia muestran un repunte del paro, especialmente entre la población joven, lo que algunos economistas han descrito como una “españolización” del norte de Europa, en referencia al elevado desempleo juvenil en el sur del continente.
Asignaturas pendientes
Si bien España ha conseguido reducir el paro general, mantiene cifras muy elevadas en desempleo juvenil, con un 25,5 % según datos del pasado frebero, muy por encima de la media europea (14,5 %). Le siguen Grecia, Italia y Suecia en este indicador clave.
Sigue a la cabeza del paro de toda la OCDE, si bien mantiene una tendencia totalmente inversa a países como Finlandia, que ya ha superado el desempleo español entre los hombres.
Por otro lado, la desigualdad de género en el acceso al empleo sigue siendo evidente en varios países de la UE. En Grecia, por ejemplo, la brecha entre el paro masculino y femenino persiste, aunque la tasa de desempleo femenino se encuentra en mínimos históricos, según la última serie desestacionalizada de Eurostat.
A pesar de los buenos resultados globales, Eurostat advierte de un estancamiento en la reducción del desempleo durante el primer trimestre de 2025, posiblemente debido a efectos estacionales como la Semana Santa o una ralentización del mercado laboral.
Además, el número de parados ha bajado a menor ritmo que en trimestres anteriores, y algunos países muestran ya señales de agotamiento de la recuperación que se inició tras la pandemia.
El mercado laboral español presenta algunos puntos fuertes, como el aumento de la afiliación o la reducción del desempleo de larga duración. Sin embargo, sigue enfrentando desafíos estructurales, como la temporalidad, la baja productividad y un paro juvenil que triplica al de Alemania.
La UE consolida niveles históricamente bajos de desempleo en 2025, a pesar de un entorno económico incierto. La mejora es desigual: el estancamiento en el descenso del paro, el crecimiento del desempleo en el norte de Europa, la persistencia del paro juvenil y la desigualdad de género obligan a mirar más allá del promedio.
En ese sentido, España sigue siendo un caso paradigmático: mejora, pero parte de cifras altas —por lo menos, más altas que sus vecinos— y sigue lejos del pleno empleo que ya roza buena parte del continente.