Si cobras un buen sueldo, aún te tocará ser más solidario. La Seguridad Social ingresará un 42% más gracias a la cotización adicional de solidaridad

Sergio Delgado

La reforma del sistema de pensiones sigue desplegando sus efectos de forma progresiva y 2026 será uno de los años en los que su impacto se notará con mayor intensidad.

Las medidas aprobadas en 2023 para reforzar los ingresos de la Seguridad Social comienzan a mostrar cifras concretas y dejan claro que el esfuerzo se concentrará, sobre todo, en los salarios más elevados.

El objetivo es preparar al sistema para el reto demográfico que supone la jubilación de la generación del baby boom. Para ello, se han activado nuevos mecanismos de financiación que incrementan la recaudación año a año.

Entre todos ellos, la cotización adicional de solidaridad será la que registre el mayor crecimiento en el próximo ejercicio, con un aumento muy superior al del resto de figuras incorporadas en la reforma.

La cotización adicional de solidaridad acelera su impacto en 2026

La cotización adicional de solidaridad comenzó a aplicarse en 2025 y su diseño contempla un despliegue gradual hasta 2045. A diferencia de otras cuotas, solo afecta a los salarios que superan la base máxima de cotización, que en 2026 se situará en torno a los 5.100 euros mensuales. Es decir, únicamente entra en juego para los sueldos más altos del sistema.

Según las estimaciones oficiales, los ingresos procedentes de esta cotización crecerán un 42% en 2026, hasta alcanzar los 567 millones de euros. Este salto se explica tanto por el aumento de los tipos aplicables como por la evolución prevista del empleo y de las retribuciones.

La estructura de la cuota contempla varios tramos por encima de la base máxima, con incrementos que oscilan entre 0,23 y 0,29 puntos porcentuales, lo que eleva progresivamente el esfuerzo exigido a quienes se sitúan en la parte alta de la escala salarial.

El Mecanismo de equidad intergeneracional sigue ganando peso

El otro gran pilar de esta segunda fase de la reforma es el Mecanismo de Equidad Intergeneracional. Este instrumento entró en vigor en 2023 y su tipo aumenta de forma automática cada año hasta alcanzar el 1,2% en 2030. En enero de 2026, la aportación subirá una décima, hasta situarse en el 0,9% de la base de cotización.

La mayor parte de este porcentaje recae sobre las empresas, que asumirán un 0,8%, mientras que el 0,1% restante corresponde al trabajador. En términos de recaudación, el MEI aportará en 2026 alrededor de 5.298 millones de euros, lo que supone un 20% más que en 2025 y casi el doble de lo ingresado en su primer año de aplicación.

Estos recursos no se destinan al pago inmediato de pensiones. Su función es alimentar el fondo de reserva de la Seguridad Social, conocido popularmente como la hucha de las pensiones, que no podrá utilizarse hasta 2033, cuando se prevé el momento de mayor tensión demográfica.

Más ingresos, pero sin mejorar la pensión futura

Uno de los aspectos clave de estas nuevas cotizaciones es que no generan derechos adicionales para quienes las pagan. Tanto la cotización adicional de solidaridad como el MEI tienen un carácter finalista y buscan reforzar la sostenibilidad del sistema, no incrementar la prestación futura del cotizante.

Estas aportaciones mejoran el equilibrio financiero, pero no se traducen en una pensión más alta. En el caso de la cuota de solidaridad, además, el Gobierno ha defendido su papel redistributivo, al concentrar el esfuerzo en los salarios que superan la base máxima sin modificar las reglas de cálculo de la pensión.

Un aumento global de la recaudación por cotizaciones

Sumando ambas figuras, la Seguridad Social ingresará en 2026 cerca de 5.865 millones de euros adicionales, un 22% más que en 2025. En conjunto, los ingresos totales por cotizaciones alcanzarán los 189.800 millones de euros, lo que representa un incremento del 7% respecto al ejercicio anterior.

Con esta evolución, la participación de las cotizaciones sociales en el PIB aumentará hasta el 10,8%, dos décimas más que el año previo.

Estas previsiones se apoyan no solo en el aumento de los tipos, sino también en un contexto económico todavía favorable. Las estimaciones más recientes apuntan a un crecimiento del empleo en torno al 1,7% en 2026, lo que equivaldría a unos 350.000 ocupados más, junto con una subida media de los salarios cercana al 3%.

El papel del empleo y los salarios en la recaudación

El dinamismo del mercado laboral sigue siendo un factor decisivo para explicar el aumento de ingresos. Aunque algunos organismos oficiales manejan previsiones algo más optimistas en términos de creación de empleo, todos coinciden en que el ritmo comenzará a moderarse de forma gradual, en línea con la evolución general de la economía y con un menor impulso de los flujos migratorios.

Aun así, el crecimiento previsto del empleo será suficiente para sostener el aumento de la recaudación. Desde el Ministerio de Seguridad Social insisten —en un gran número de sus comparecencias— en que la combinación de más ocupados y mejores salarios impulsará los ingresos por cotizaciones, incluso en un escenario de ligera desaceleración.

El mensaje que deja 2026 es claro. La reforma de pensiones avanza hacia un modelo en el que los salarios más elevados aportan una parte creciente de los recursos necesarios para sostener el sistema.

Imágenes | Pixabay, Wikipedia

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