La obsolescencia programada

Hace unos días emitieron un interesante documental en La 2 de TVE, sobre la obsolescencia programada, que viene a decir que vivimos en una sociedad en la que se nos ha impuesto la cultura de comprar, tirar, comprar; todo lo que se fabrica incluye una fecha de caducidad impuesta por el fabricante, lo que convierte en inservibles nuestros objetos al cabo de un tiempo, haciendo imprescindible su sustitución por algo nuevo, “mejor”.

Esto genera grandes beneficios, hace mover la economía mundial, pero tiene una importante contrapartida, genera ingentes cantidades de basura que nadie quiere. El razonamiento de los inventores del sistema parece irrebatible. Si se hiciesen cosas que durasen por siempre, llegaría un momento que todo el mundo tendría nuestro producto, y ya no sería necesario fabricar otro, la economía mundial se hundiría…

Aunque consiguiésemos hacer algo indestructible y durable, útil para todo el mundo, es poco probable que consiguiésemos abastecer a cada ciudadano del planeta, por lo que siempre quedaría algún mercado al que llegar. Pero aún en el caso de llegar a ese punto, en el que ya hemos abastecido a todo el planeta, ¿no habríamos generado ya suficientes beneficios para toda nuestra vida?

Yo no estoy del todo en contra de la obsolescencia programada, de hecho es un sistema que permite mantener las fábricas funcionando, los investigadores trabajando, de tal forma que el sistema se retroalimenta beneficiando a toda la cadena, ya que los propios productores son también consumidores y los consumidores son parte del esquema de la producción (desde operarios a directivos). El único punto donde flaquea toda esta teoría de la obsolescencia programada es en los residuos que se generan, que parecen no suponer un problema mientras contaminen otros territorios.

Pero esto no tiene porque ser así necesariamente, la solución está en la naturaleza, la solución es investigar para que los residuos sean materia prima. El reciclaje, que se puede convertir en el negocio del futuro, utilizar materiales que sean 100% reutilizables debería ser la meta. Ahora mismo se construyen muchas cosas reciclables en porcentajes elevados en la teoría, pero que terminan su vida útil en algún vertedero del tercer mundo. Evitar eso nos llevaría sin duda por mejor camino, un camino de reconciliación con nuestro maltratado planeta, una economía sostenible de verdad.

En El Blog Salmón | Economía sostenible: el cambio del modelo productivo ya está aquí
Imagen | Fran Carreira

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