No, el 1% más rico de España no vive de las rentas

La cuestión sobre por qué los ricos son ricos es algo que una sociedad tiende a peguntarse, y, en función de la respuesta que le demos a dicha pregunta, podemos tomar decisiones de política muy diferentes. Por ejemplo, si aquellos que más ganan perciben sus ingresos mayoritariamente de fuentes ajenas al trabajo, tendemos a ver la distribución resultante como más injusta que si estos individuos compartieran la misma fuente de renta que la mayoría de la población, entre otras cosas porque la riqueza (de la que derivan las rentas del capital) se hereda, lo que puede indicar la existencia de lo que la OCDE ha dado en llamar “techos pegajosos”.

Aunque esto no está exento de controversias (el capital humano también se hereda), partamos de este supuesto inicial, que cuanto mayor es la proporción del ingreso de los más ricos que obtienen de rentas ajenas al trabajo, más injusta es una sociedad. Bajo este paraguas ideológico se publicó hace un par de semanas un artículo en eldiario.es que trataba de investigar este asunto acudiendo al Atlas de renta que hace poco nos ha facilitado el INE.

Con esta base de datos puede conocerse, a nivel de sección censal, la renta de las personas y su distribución según fuentes de renta. Con este último objetivo en mente el artículo expone un gráfico muy interesante que muestra el porcentaje de la renta de las secciones censales, ordenadas por percentiles, que son rentas del capital. Acudiendo a este gráfico obtenemos que un tercio de los ingresos del 1% que más gana (en rigor del 1% de secciones censales que más ganan) son rentas del capital.

Esto suscitó una gran agitación entre algunos divulgadores famosos, especialmente Javier Gil, que se aventuró a afirmar que esas rentas de capital procedían mayormente de ingresos por alquileres, que según él se concentran de manera desproporcionada en el top de la distribución, siendo evidente que el top 1% no vive de su trabajo.

Llegados a este punto hay que preguntarse ¿Qué forman exactamente las rentas del capital? Según el propio artículo lo forman tres conceptos diferentes, rendimientos del capital mobiliario (intereses y dividendos), del capital inmobiliario (alquileres), y actividades económicas (rentas de autónomos).

La clave aquí está no tanto en qué peso tienen las tres consideradas conjuntamente, sino que peso tienen por separado, especialmente las rentas por cuenta propia, puesto que nadie podría argumentar que un autónomo no viva realmente de su trabajo, aunque la contabilidad nacional haya determinado que sus ingresos deban ir a ese cajón de sastre que son las rentas del capital. Así las cosas, he desagregado con los microdatos de la ECV qué porcentaje de los ingresos netos de los hogares de los miembros del top 1% corresponden a cada una de las tres fuentes.

En un primer momento pensé (y así lo expresé) que la ECV era inferior a la hora de estudiar los ingresos de los segmentos más ricos de la población, en línea con lo que consideran la mayoría de autores que han trabajado el tema de la desigualdad, esencialmente porque en el pasado calculé el porcentaje de los ingresos del top 1% que se derivaban del capital mobiliario e inmobiliario y obtenía un resultado aproximadamente de un 10% sobre su ingreso total, apenas un tercio de lo que obtiene el artículo de eldiario. Sin embargo, resultó que esta diferencia se debía únicamente a no considerar los ingresos de autónomos, si se incluyen obtengo un resultado extremadamente similar al del artículo, suponiendo los tres conceptos un 30% de los ingresos del top 1%.

Esto nos permite aclarar muchas cosas, puesto que del 30% de rentas del capital que obtienen los más ricos un 18,3% son rentas de autónomos, un 6,2% alquileres y un 5% dividendos e intereses. Es decir, que apenas un 11% de los ingresos del top 1% que más gana se derivan de fuentes ajenas a su trabajo, lo cual va muy en línea con los resultados de investigadores que cubren este tema, indicado que en las últimas décadas en los países desarrollados el perfil del top 1% ha ido desplazándose progresivamente hacia mayores ingresos del trabajo (generando así mayor desigualdad salarial). Una vez más se demuestra que la interpretación sesgada de los datos agregados no conduce mas que a conclusiones igualmente sesgadas.

Imagen |Nathaniel_U

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