Se intensifica la guerra de divisas y la política de empobrecer al vecino

Uno de las consecuencias más visibles de la crisis desatada el año 2008 es la pérdida de millones de empleos y el debilitamiento de la demanda. Para compensar este deterioro muchos países optan por debilitar sus monedas con tal de obtener una ventaja competitiva por la vía de las exportaciones . Pero si varios países toman esta decisión en forma simultánea el plan no surte ningún efecto y solo potencia el nivel de deterioro.

De este fenómeno dimos cuenta el año 2010 en momentos en que el FMi negaba la guerra mundial de divisas que se había iniciado. Tras dos años de batalla sin cuartel estas operaciones siguen vigentes y el hundimiento de las divisas avanza sin tregua.

La guerra mundial de divisas se ha intensificado dado que cada día son más los países que optan por compensar el impacto de la desaceleración económica debilitando su moneda. Los bancos centrales de Estados Unidos, Japón, el Reino Unido o el Banco Central Europeo han inyectado grandes cantidades de dinero para hundir el valor de sus monedas y ganar competitividad. Esta es la receta de “empobrecer al vecino”, que evidentemente si todos los países la adoptan en forma simultánea terminan empobreciendo a todo el planeta.

Esta guerra de divisas la ha constatado ahora Mervyn King, gobernador del banco de Inglaterra, quien ha dicho que la guerra mundial de divisas se está intensificando:

“Se puede ver como mes a mes el número de países que consideran que la política cambiaria ayuda a empujar hacia abajo el tipo de cambio está creciendo… En 2013 veremos un crecimiento de las tasas de cambio administradas activamente como una alternativa a la política monetaria interna”.

La política de empobrecer al vecino es un arma peligrosa que si se prolonga en el tiempo puede arrastrar al empobrecimiento global. La aplicación de esta política en los años 30 prolongó la Gran Depresión a casi una década. Es una presión que va en aumento y a la cual muchos países deberán responder con mayores impuestos y con medidas de control de capitales.

Los bancos centrales han mantenido los tipos de interés muy bajos y masivos planes de liquidez para inundar los mercados. Pero gran parte de estos flujos huye hacia las economías emergentes creando una presión revaluatoria en estos países y afectando sus exportaciones. Es lo que está ocurriendo con China y Brasil, cuya caída de las exportaciones los obliga también a sumarse al carro devaluatorio para recuperar parte de la competitividad que pierden en la apreciación no deseada de sus monedas. Al no existir mecanismos de regulación global, este proceso devaluatorio cunde como una pandemia y se convierte en una escalada que acelera el retroceso global.

En El Blog Salmón | Cómo y por qué estamos en una guerra mundial de divisas

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