Seguros contra recesiones, y contra el tiempo


El economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, junto a otros varios economistas han propuesto que los gobiernos deben ofrecer lo que llaman los seguros de recesión, a las empresas y personas de tal manera de que éstas reciban un beneficio si alguno de los indicadores claves de la economía, como el crecimiento del PIB, se reduce por debajo de un nivel especificado. Este tipo de seguros, argumentan, permitiría hacer frente a los momentos de extrema incertidumbre como aquellos que nos invaden actualmente.

La propuesta, por cierto, puede ayudar a aliviar la crisis económica dado que nos enfrentamos a una verdadera parálisis. La incertidumbre frente al entorno, el descubrimiento de toda la basura que se fue ocultando durante años bajo la alfombra, unida al vacío y al propio miedo que comienza a dominar al sistema, ha comenzado a dejar en espera muchas decisiones de inversión que ya deberían estar corriendo.

Ese miedo intrínseco del ser humano, y su comportamiento de manada (herd behavior) también está retardando las decisiones de consumo, pues el temor al desempleo obliga a reducir el gasto. Ambos efectos se suman y retroalimentan la crisis, haciendo que los peores pronósticos ganen presencia y den cuenta de un panorama más negro.

Más allá de los rescates, que han exacerbado la incertidumbre dados sus nulos resultados, hay que aplicar una inyección directa a la vena adrenalínica y combatir precisamente esa enfermedad: la incertidumbre. Como señala uno de los principales defensores de esta idea, el economista Robert Shiller, que fue quien anticipó esta crisis cuando el año 2000 publicó su libro Exuberancia Irracional, sobre la burbuja inmobiliaria que se incubaba peligrosamente, y que no fue tomado en cuenta por nadie “este podría ser el camino que evite se cumpla la fatídica profecía”. Ahora Shiller ha publicado Subprime solution donde plantea algunas posibles soluciones a la crisis.

La idea de este seguro se basa en crear un mercado basado en la producción real y futura y confrontarlo frente a graves perturbaciones. Algo así como un retorno a una Ley de Say ordenada en flujos reales y sin atisbos de maniobras especulativas, labor sobre la cual se debería hacer especial seguimiento. Este es el momento en el cual los gobiernos pueden tomar el mando en el desarrollo de nuevas políticas de gestión de riesgo. Más aún cuando la fuerza del tsunami aún no se desata, y está a la espera de lo que se decida.

Hay importantes aspectos técnicos que resolver, por cierto. Pero la propuesta del FMI es un paso adelante porque trata con el problema esencial: los ciertos temores sobre el futuro de la economía y la profecía autocumplida que puede conducir al mundo por el despeñadero. El problema, como se está viendo, es global. Y a problemas globales, se requieren respuestas globales. La creación de un seguro contra recesiones, teniendo una ad-portas, viene a ser casi como contratar el air-bag cuando el choque es inminente. Pero no hay alternativa. Por eso se requiere actuar con rapidez y decisión. En esta encrucijada histórica, cada minuto está siendo decisivo.

Más Información:
Robert Shiller en Globe and Mail | Recession insurance? Might be just the thing
Imagen | apesara

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