Una de ellas son los perversos incentivos que provoca la caridad. Pone el ejemplo de la India. En ese país la mendicidad es una de las actividades más rentables. Muchas personas ganan más pidiendo limosna en la calle que muchos de los empleos del país. Esto provoca que se produzca una fuerte competencia por las zonas donde más recaudación se obtiene lo que provoca el pago para obtener la exclusividad de una calle o esquina. Una consecuencia aún más grotesca es que muchas personas se amputan brazos o piernas para así lograr más dinero de las limosnas.
Cuando estuve en la India pude comprobar las extremas diferencias de riqueza existente. De una ciudad a otra las diferencias son abismales. Había ciudades con una cantidad de pobres inmensa que vivían en la calle y perseguían a los turistas para lograr limosnas. En otras no existía ningún tipo de mendicidad y sí vehículos de lujo, tiendas de electrónica y cuidadas viviendas. La ciudad con más pobres fue Agra, la residencia del Taj Majal y la que más turistas acoge. Cuanto menos turística fuera la ciudad, menos pobres había.
¿Crea pobreza la caridad? No lo sé, pero al menos tanto Tyler Owen como Yunus defienden que no ayuda a erradicarla al no solucionar sus causas. Y sí puede ser un lastre al desviar recursos e incentivar actuaciones que no ayudan a solucionar el problema de la riqueza. Además del riesgo de crear una industria (ONG, agencias de desarrollo gubernamentales,...) que precisa de la pobreza para que subsistan sus intereses económicos.
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