Pero la economía, el sistema, no se detiene. Y de hecho para que no se produzca un auténtico cataclismo hay también millones de personas que hoy se mantendrán en sus puestos haciendo que todo funcione: Centros de control de infraestructuras eléctricas y de telecomunicaciones, servicios sanitarios, fuerzas de seguridad, pero también miles de barcos, camiones y aeronaves que siguen en estos días transportando viajeros, bienes y mercancias para que, a la vuelta de las fiestas, todo siga en marcha. A todos estos sacrificados curritos anónimos son a los que quiero transmitir especialmente desde El Blog Salmón nuestros mejores deseos en estas fechas Y al resto, por supuesto, la más feliz de todas las Navidades.