Los banqueros duermen bien

Alan Greenspan ha reconocido abiertamente su error pero ésto no le ha quitado el sueño: "I made a mistake" señalando que nunca imaginó que podría desatarse una catástrofe financiera como la que vivimos pues “siempre tuve fe en la autorregulación de los mercados”. Greenspan, el hombre que estuvo al mando de la Reserva Federal durante 17 años, reconoció haber adoptado la doctrina monetarista como una “verdad revelada”. Consta que en una de las paredes de la Universidad de Chicago alguien escribió el grafity: “Adam Smith es Dios y Milton Friedman su profeta”.

El error de Greenspan está llevando a una situación en la cual la economía mundial arde en llamas con una caída en las bolsas que no da tregua. El Ibex acumula una pérdida anual del 42%, lastrado por la caída del Dow Jones en igual porcentaje lo que demuestra la interdependencia financiera de la globalización. El pinchazo a la burbuja continuará hasta que los gases tóxicos se destruyan y se pulverice toda la desconfianza. Nadie tiene fe en el sistema. La administración del Presidente Bush se ha visto forzada a adoptar prácticas estatizadoras interviniendo y haciéndose parte de la propiedad de los bancos más grandes del mundo, de la mayor compañía de seguros del mundo y de las mayores hipotecarias del mundo… y todo ésto en tiempos de paz.

Nadie podría haber imaginado a comienzos de año que la primera potencia mundial se vería envuelta en esta guerra interna del terrorismo financiero, "el mayor tsunami en un siglo", según Greenspan, y obligada a convocar a un esfuerzo mundial para renovar Bretton Woods, terminar con la hegemonía del dólar y buscar otro patrón monetario. El infierno que se vive cada día con los desplomes bursátiles de todos los centros financieros, ha obligado a continuar las prácticas estatistas en varios países europeos. Los gobiernos salen a rescatar al capitalismo de su incendio, antes que el mundo se caiga a pedazos.

Greenspan no olvida la tarde del 28 de abril de 2004 cuando la agencia del gobierno de los EEUU a cargo de supervisar los mercados financieros (Securities and Exchange Commision, SEC) cedió a las presiones de los cinco grandes bancos de inversión (Merrill Lynch, Bank of America, Lehman Brothers, Goldman Sachs y Morgan Stanley), permitiéndoseles tomar niveles de inversión que hasta ese momento tenían prohibidos. En un momento clave del encuentro, según relato de The New York Times el comisionado Harvey Goldschmid pregunta a los equipos técnicos de la SEC sobre los riesgos asociados a eximir a los bancos de inversión de los requerimientos de capital. "Sólo los grandes bancos de inversión, aquellos con más de 5 mil millones de dólares tendrán acceso a este beneficio", le respondieron para tranquilizarlo. "O sea que ésto es sólo para los tipos grandes" (theses are the big guys) retrucó Goldschmid, "esto significa que si algo anda mal, el lío también será grande" (but that means if anything goes wrong, it’s going to be an awfully big mess). En la grabación, que está disponible en este enlace a The New York Times, se alcanzan a escuchar las risas nerviosas de los asistentes.

Pese a que los banqueros se comprometieron a contratar a los mejores equipos técnicos para analizar los balances de los bancos y prevenir conductas irresponsables, esto nunca se hizo. Más aún, la SEC decidió confiar en los modelos computacionales de los propios bancos para cuantificar los niveles de riesgo que estaban asumiendo, un error imperdonable si se tiene en cuenta que a fines de los años 90 habían mostrado su vulnerabilidad con la quiebra de Long Term Capital Management (LTCM), un dato más al incumplimiento de los banqueros, los únicos que duermen bien en estos días aciagos.

Imagen | epicharmus

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