El tsunami de los fondos de pensiones


Uno de los aspectos que ha sido escasamente considerado en relación a la actual crisis es el colapso que están comenzando a enfrentar las administradoras de los fondos de pensiones.

La profundización de las pérdidas, que según el FMI llega a 4 billones de dólares (millones de millones), ha agotado parte importante de los recursos para la jubilación de sus cotizantes. Y no es para menos si constatamos que desde el inicio de la crisis, en julio de 2007, las pérdidas llegan al 45%.

En Estados Unidos, estas pérdidas han significado una merma de 900 mil millones de dólares, lo que hace imposible pagar el 100% a cada persona que quiera jubilarse. Y dado que la situación del desempleo ha instado a muchas empresas a ofrecer una jubilación anticipada para disminuir la cuantía de parados, la situación genera un torniquete que presiona aún más por la urgencia de recursos frescos y produce tensiones en los distintos actores del tablero social.

Pese a que la situación se conoce desde hace meses, a los cotizantes de dichos fondos se les ha dicho que no hay que preocuparse pues “ya se recuperarán las pérdidas”. Lo cierto, es que cuando sepan que las pérdidas no se recuperarán, la única manera de detener el descontento masivo y las protestas callejeras, será con una nueva inyección de recursos de la Reserva Federal. Esta puede ser la razón por la cual el tema tenga aún escaso debate público, y que en Europa ni siquiera se hable de este tema.

En Estados Unidos, un artículo escrito por Terry Savage en MoneyShow, ha comenzado a poner la voz de alerta. Refiriéndose a este complejo nuevo escenario, Terry preguntaba “¿Qué jubilación está primero, la suya, la del bombero, la del policía, la del maestro de escuela de su hijo?”. Porque las pensiones dejarán de ser lo que eran y habrá que reducirlas. Este es un drama que está recién saliendo al tapete y afecta por una doble vía: por un lado, la cantidad creciente de desempleados que inyecta cada vez menos dinero fresco al sistema; mientras, por otro, las necesidades de recursos para cubrir las jubilaciones que se hacen cada vez mayores.

Esta situación nos da cuenta de uno de los aspectos más reales de la crisis que estamos enfrentando y por qué la intervención ha tenido que ser tan masiva y en volúmenes nunca vistos. Las agencias de fondos de pensiones funcionan con el esquema Ponzi, es decir requieren de la constante inyección de dinero fresco para pagar sus compromisos pactados. Si el flujo de dinero fresco disminuye (por la vía del aumento del desempleo o la reducción de los salarios), no hay recursos suficientes para el pago de las pensiones programadas. Y esto es lo que está comenzando a ocurrir y amenaza con amplificar la crisis. Esto demuestra que el colapso financiero que estamos enfrentando nunca estuvo en los cálculos de quienes manejaban dichos fondos. Creyeron a rajatabla que la teoría de ingreso permanente era una ley de la naturaleza, y que el empleo y el crecimiento se mantendrían por los siglos de los siglos.

Imagen | johnthurm

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