Modelo alemán y compatibilización de trabajo y desempleo


Se lleva un par de días hablando sobre reformas en el mercado laboral, el hipotético acuerdo que han alcanzado CEOE y sindicatos para el desbloqueo de la negociación colectiva y de las medidas que deberían tomarse para frenar el paro y por ende mejorar la economía.

El modelo alemán que se está enarbolando como salvador del mercado laboral, consiste en realizar reducciones de jornadas y cobrar un desempleo proporcional al tiempo que se pierde de trabajo. En principio, este tipo de solución podría presentar buenos resultados para sectores muy vinculados a la demanda y producción y exigirían problemas económicos de carácter muy temporal para poder llevarlos a cabo. Sin olvidar claro esté que este sistema se pone de manifiesto en los expedientes de regulación de empleo en determinados casos.

Actualmente, la posibilidad de plantear reducciones de jornada existen, siempre y cuando los trabajadores y empresa tengan un consenso al respecto. Ambos pueden solicitar reducción de jornada por tiempo determinado, pero la pérdida de ingresos para los trabajadores es importante y es una práctica que no se suele utilizar apenas, salvo casos puntuales de maternidad, cuidado de hijos o circunstancias familiares que la hagan necesaria. Si existen ingresos complementarios, esta opción cobra más fuerza desde luego.

Pero aplicar este modelo en sectores como servicios o construcción, no parece viable de entrada. Es decir, la previsión de demanda en muchas empresas del sector servicios es complicada y los efectos de sobreempleo se demuestran a posteriori. La organización de recursos humanos previa es posible, pero no en todos los campos.

Y el coste del trabajador tiene dos cotas importantes, o sea, salario propiamente dicho y seguridad social de empresa. Sobre la pérdida de salario, todos estamo de acuerdo, si no trabajas esas horas, no las cobras, pero sobre las cotizaciones, el tema no está tan claro, porque si yo soy trabajador y las pierdo, quiero poder optar a un trabajo complementario para suplir esa carencia y el estado puede pagar desempleo pero ¿asumir esa pérdida también?

Por último, este tipo de restructuraciones de jornada, pasan a la vez por un cambio en la organización de horarios y turnos de trabajo. Por ejemplo, si mi productividad no se ve mermada por trabajar 10 horas al día, ¿sería viable la jornada de 4 días? Supongamos por ejemplo un restaurante con 3 camareros que por la caida de ventas debería despedir a uno. El punto ideal sería repartir ese despido entre los tres afectados reduciendo las jornadas en un tercio, pero para ello, se requiere a la vez una modificación en los horarios y turnos.

Y el principal problema que le veo a este modelo, es la picaresca congénita española en la pyme y la dificultad material para llevar a cabo este tipo de medidas. Tú me reduces la jornada dos horas y seguimos trabajando tal cual y de paso me saco unos ingresos extra. O supongamos un pequeño comercio que no vende ni para pipas con una persona a jornada completa. Llevar una reducción de jornada ahí requiere una flexibilidad horaria o picos de ventas que son difíciles de prever y compatibilizar.

En definitiva, cualquier reforma laboral que se pacte debe contemplar mayor libertad para la fijación de horarios, posibilidades de adaptación a la demanda y producción, simplificación de contratos de trabajo actuales, eliminación de todo tipo de subvenciones y bonificaciones a la contratación para que reduden en una rebaja global del coste salarial en las cotizaciones y libertad de pactos a la hora de pluriempleo. ¿Qué opinais vosotros de esta propuesta?

Más Información | El Economista
En El Blog Salmón | Propuesta de reforma del mercado laboral (I) y (II)
Imagen | roland

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