¿Por qué ha subido el paro en agosto?

A pesar de las altas temperaturas que estamos teniendo estos días, al verano le quedan los días contados, y eso ya se va notando en la actividad económica. Hoteles, chiringuitos y playas se van vaciando, lo que supone que muchos de los trabajadores temporales contratados para atender la fuerte demanda de los meses de verano tienen que despedirse de su empleo. Sin embargo, este año esta tendencia se ha agudizado, a tenor de los datos publicados la pasada semana.

En el mes de agosto el paro subió en 14.435 personas, según los datos de los servicios públicos de empleo. Si bien lo más preocupante de las cifras difundidas es que se destruyeron casi 145.000 puestos de trabajo, la cifra más elevada desde agosto de...2008. Sí, días antes de que se produjese la quiebra de Lehman Brothers y se desencadenase la tormenta que ya conocen.

Aunque el pasado año el paro de agosto subiese en 21.679 personas, lo grave es que se perdieron 134.000 cotizantes a la Seguridad Social, lo que supone menos de 10.000 que los de este año. Por lo tanto, las cifras que acabamos de conocer son comparables a las que se dieron cuando el mayor crash económico desde 1929 estaba a punto de estallar. ¿Nos está avanzando este dato de paro que otro frenazo económico está detrás de la esquina?

Un contexto desfavorable

La tímida recuperación del empleo que lleva produciéndose en España en los últimos tres años puede verse alterada por una situación que, desde multitud de flancos, es bastante adversa para que las elevadas cifras de paro que aún tenemos desciendan de forma considerable.

Los números de agosto abren bastantes incógnitas y, a la vez, preocupación sobre la situación económica. Resulta paradójico que el sector servicios -turismo- no haya tirado del mercado laboral como se supone que debería en un mes en el que la mayoría de los españoles (y extranjeros) está de vacaciones. Aunque el número de contratos firmados el pasado mes alcanzó cifras históricas -1,45 millones-, el porcentaje de ellos que son indefinidos sobre el total es de apenas el 7%, por lo que la destrucción de empleo posterior es más que esperable, ya que buena parte de la fuerza laboral que se contrata en verano es temporal, el gran mal de nuestro mercado laboral.

A pesar de todo ello, en términos anuales la creación de empleo es del 3%, una cifra que hay que tener en consideración habida cuenta de la delicada situación por la que pasa España. Ya van nueve meses sin gobierno y, lo peor, sin visos de tenerlo a corto plazo. Mariano Rajoy ha fracasado en su primera intentona por formar Ejecutivo y ahora se abre un periodo que parece conducir de nuevo a elecciones.

Este contexto de incertidumbre e inestabilidad está frenando la contratación en muchos sectores. Sí, el PIB ha superado las previsiones con una subida del 0,8% en el segundo trimestre del año pese a la interinidad del gobierno, pero en el sector empresarial se aprecia una cierta cautela a la hora de apostar por aumentar la plantilla y hacer inversiones.

Como ejemplo cabe resaltar que las contrataciones netas de este agosto han sido 519.006, frente a las 531.378 del mismo mes de 2015. Esto muestra que una ligera desaceleración se está insertando en la creación de empleo.

Incertidumbre peligrosa

España está en tierra de nadie, no se aprueban leyes que favorezcan el optimismo económico y la inversión, por lo que la gran mayoría de las empresas se ve coartada para embarcarse en nuevas aventuras. Se ha instalado una cierta atonía que puede convertirse en una tendencia peligrosa que atacará al corazón de la economía.

Porque no solo los empresarios tienen temores de pasarse de la raya en estos momentos, el resto de españoles también lo hace a terreno doméstico. En este sentido, el Banco de España ya se manifestó al respecto asegurando que esta situación puede posponer decisiones de gasto de los consumidores, con el consiguiente efecto adverso que eso tiene en el sistema económico.

Y es que el consumo ha demostrado ser el pulmón de nuestro sistema. Con una economía volcada casi al completo al sector servicios, el consumo es esa piedra de toque capaz de poner todo en marcha y, al mismo tiempo, de destruirlo. Ya lo confirmó el Banco de España esta primavera, los hogares y su gasto son los que están tirando del crecimiento y la OCDE espera que éste crezca un 2,5% a lo largo de este año. Y es precisamente la recuperación del empleo una de las claves de ese aumento del consumo.

Si bien esta parálisis institucional puede tirar todo -o buena parte de ello- al traste, ya que, además de la inseguridad a la hora de invertir, la sociedad está hastiada. Pero no es el único factor que hay que tener en cuenta a la hora de hablar de una posible caída de la contratación. El Brexit todavía no se ha hecho notar en el sistema económico europeo y es improbable que lo haga hasta que la salida sea efectiva.

Será en ese momento cuando España note los efectos de la nueva condición de los británicos, que son los principales visitantes extranjeros de nuestro país. En la primera mitad del año, España registró la cifra récord de turistas extranjeros de 42,4 millones, de los que más de 10 millones -una cuarta parte del total- procedían de las islas británicas, un 11,4% más que en la primera parte de 2015. La caída de la libra todavía no se ha notado en los bolsillos de los británicos y, por el momento, el sector turístico sigue aprovechando su amor por nuestras costas. No obstante, el panorama puede cambiar en unos años, cuando estos turistas ya no puedan moverse tan libremente por Europa, lo que puede tener impacto en el débil mercado laboral español. Tiempo al tiempo.

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