Retribución flexible: los panes y los peces

La Biblia recoge un pasaje de la vida de Jesús en el que, cuando estaba predicando, la multitud congregada sintió hambre. Él ordenó a sus discípulos que les dieran de comer, ante las protestas de éstos ya que sólo tenían unos panes y unos peces. Para su sorpresa, empezaron a repartir y no sólo llegó para alimentar a todos los allí reunidos, sino que aún sobró para guardar.

La retribución flexible es una suerte de moderno milagro de los panes y los peces. Consiste en que, con el mismo salario bruto, las personas pueden obtener un mayor salario neto. ¿Es de verdad un milagro? Bueno, casi, pero tiene su truco. En origen, un salario bruto se transforma en unos gastos (IRPF y contribución a la Seguridad Social) y en un salario neto en metálico. En un plan de retribución flexible, un empleado puede optar por sustituir parte de esa retribución en metálico por otros elementos: un ordenador, un seguro médico, tickets restaurante, servicios de mayordomía, guarderías, renting de coche...

En principio, el mismo salario bruto se ha transformado ahora en unos mismos gastos, un salario neto en metálico (menor que antes) y unos bienes o servicios cuyo valor equivale al menor salario neto que se percibe. En resumen, sería lo mismo que si uno cobra el salario neto y luego se va a comprar el ordenador, se paga el seguro, la comida... pero digo "sería", porque hay dos elementos que alteran la ecuación y obran el milagro:

Por un lado, la fiscalidad. Por obra y gracia de las leyes, algunos artículos entregados por el empleador a sus empleados están exentos (con ciertos límites)de IRPF y/o Seguridad Social. Esos menos impuestos van a parar directamente al salario neto del trabajador.

Por otro lado, la empresa (si es grande) tiene un poder de compra elevado y puede conseguir los productos y servicios mencionados con un coste inferior del que tendría para el empleado si fuese por su cuenta a adquirirlo. Ese menor coste también se transforma en salario neto del trabajador.

Así pues, no hay tal milagro. Entre el Estado y los proveedores de bienes y servicios se encargan de hacer que un mismo salario bruto se transforme en un mayor salario neto. De todas formas, ¡no es mal truco!

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