Carlo Ponzi, el maestro de Bernie Madoff


Bernard Madoff, autor intelectual del mayor escándalo financiero sabía muy bien quien era Carlo Ponzi. Cuando el FBI lo arrestó en diciembre de 2008, confesó voluntariamente que “había montado una cadena Ponzi”. Cadena Ponzi, esquema ponzi o pirámide Ponzi, responden al mismo concepto: siempre se requiere dinero fresco para pagar los compromisos pactados; si el flujo de entrada se corta, viene el caos.

La paternidad de este modelo es atribuida al italiano Carlo Ponzi, nacido en Parma en 1882. Ponzi puso sus pies en Nueva York a los 21 años, con apenas 2 dólares en los bolsillos, “pero con un millón de dólares de esperanza en el corazón”, contó a un reportero de The New York Times en el verano de 1920.

Según Mitchell Zuckoff, uno de sus biógrafos, Carlo Ponzi tenía una mente ágil y un gran espíritu para el fraude, lo que lo ayudó siempre a huir de la pobreza. Para Donald Dunn, otro de sus biógrafos: “No le interesaba estar en Wall Street, pero soñaba conocer a Rockefeller”.

Sus primeros años fueron bastante comunes: trabajó como camarero, vendedor, botones de hotel, lavador de platos en restaurantes. En 1909 se vio involucrado en su primer fraude bancario falsificando los cheques de una anciana que guardaba su dinero en el banco donde Ponzi trabajaba. En 1910 fue nuevamente detenido por intentar contrabandear a cinco indocumentados italianos. En 1917, a los 35 años, llega a Boston donde se enamora y casa con Rosa Gueco, mecanógrafa e hija de un mayorista de frutas y verduras. Para Carlo, Rosa es “La mujer más bella del mundo. Todo lo que hacemos es para su felicidad”, cuenta en The New York Times, el 29 de julio de 1920.

En 1919, Carlo Ponzi descubre una sutil falla del sistema relacionada con los tipos de cambio y los cupones que los inmigrantes europeos envían a sus familias. Como Europa esta saliendo de una guerra y sufriendo un caos económico, Ponzi detecta que puede obtener una rentabilidad de hasta 6 veces en esta operaciones pues un cupón de 1 centavo comprado en Francia, Italia o España, puede cambiarse en 6 centavos en Estados Unidos. Ponzi saca cuentas: si invierte 1 millón, obtendrá 6, si invierte 10, 60, etc.. En The New York Times del 30 de julio de 1920 cuenta: “Comencé observando los precios de los sellos en diferentes países europeos. Probé con mi dinero y funcionó. Así convertí mis primeros 1.000 dólares, en 15.000”.

En diciembre de 1919, Ponzi es el fundador, accionista principal y único empleado de la Compañía del Mercado de Valores, en el corazón de Boston. Ofrece el 50% de interés a tres meses y los certificados están impresos en diferentes colores, de 50, 100, 500 o 1.000 dólares: El rumor de que Ponzi paga el 50% de interés a los tres meses se extiende como un reguero de pólvora. En febrero la empresa tiene 4 trabajadores, en julio son 30 los empleados que satisfacen la continua demanda de aquellos que quieren ganar el 50% de su dinero. Ponzi gana un millón de dólares en una semana. Pero en agosto el sistema se viene a pique y deja un agujero de 20 millones de dólares.

Ponzi no fue capaz de detectar a tiempo que la velocidad con que creaba los créditos por cupones era mucho mayor a la realidad de los cupones europeos que ya iba en declive. Cuando además quizo invertir en empresas de la economía real y producir bienes concretos, era demasiado tarde. Por ello que cuando el juez le preguntó: “Su único trabajo era recoger el dinero, entregar un recibo y redistribuir ese dinero tres meses más tarde con intereses?” Carlo Ponzi respondió simplemente “Sí”. Fue condenado a cinco años, pero liberado a los tres. En Estados Unidos se le negó la ciudadanía y murió en la pobreza de la cual siempre huyó, en América Latina.

Más información:
En El Blog Salmón | Nuevo fraude revela los “animal spirits”

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