Cuando las leyes y prohibiciones dejan de tener sentido en la ley del juego

La ley del juego en España es muy restrictiva, entiendo por juego cualquier mecanismo de apuesta dineraria entre varias personas. Es tan sumamente restrictiva que está prohibido organizar cualquier tipo de juego fuera de los locales habilitados al efecto, como son bingos o casinos o realizar cualquier sistema de apuestas del tipo que sea que no esté fiscalizada por la administración autónomica competente. Estas restricciones persiguen dos efectos, el afán recaudatorio de la tasa impositiva del juego y la higiene en la economía doméstica para evitar la ludopatía.

Con estas tesis, asistimos estupefactos a dos noticias que aplican la ley a rajatabla. La primera, la clausura y precinto de un club de póker de Mijas y la segunda, el precinto de tres bingos de jubilados en Mallorca. En ambos casos, se intuye que la cantidad de dinero que se jugaba no es llamativa. Para el caso del club de póker, con 70 personas en la sala, la recaudación no llegaba a 700 euros (10 euros/jugador) y para el bingo de jubilados, cartones de bingo a 10 céntimos. En ambos casos, se aplica la ley a rajatabla, el juego no autorizado está prohibido de manera independiente a la cantidad de dinero que se mueva, pero claro, jugar a cualquier variante de póker sin fichas y una equivalencia en dinero o al bingo con lentejas, como que no es lo mismo. Estas leyes son tan sumamente restrictivas que invaden la capacidad de decisión y la libertad de los individuos. No tiene lógica que un juego que se está profesionalizando, adquiriendo una dimensión mundial como el póker y que mucha gente se divierte y pasa sus ratos de ocio jugando al póker, se vea obligada a ir a un casino a jugar a este juego. Al igual que tampoco tiene sentido que un local para personas de la tercera edad les organice partidas de bingo con premios y desembolsos irrisorios y les obliguen a estas personas a irse a un bingo de verdad a jugarse la pensión a cantidades que si pueden ser lesivas para su economía.

Hay muchas personas que tienen problemas con el juego, al igual que los hay con las drogas, con el alcohol o con enfermedades mentales, pero cada uno debe ser consecuente cómo organiza su economía y cuándo una afición o juego se convierte en un problema. A mí, personalmente, me encanta jugar al dominó como deporte, federado y profesionalizado, como vía de ocio, al igual que a otros les gusta jugar al fútbol, al billar o al balonmano. Existen infinidad de torneos y campeonatos con premios en metálico en muchos juegos en los que se compite por un premio económico pagando previamente una inscripción.

Este caso es extrapolable al póker y a los clubs que organizan partidas bajo ese formato. Y con las leyes actuales, todos los que participamos en algún juego con ese diseño incumplimos la ley, sea póker, dominó, ajedrez o mus y nos pueden sancionar en cualquier momento, dado que no realizamos juego autorizado o no nos vamos a echar una mano de cartas y unos pinchos al casino de Torrelodones. Nos jugamos el pincho al mus en el bar de la esquina y también es ilegal. Obviamente, estas leyes no están hechas a medida de una sociedad que avanza y supera sus problemas de juego, salvo que se quiera en todo caso, imponer la tasa del juego hasta la mano de mus o chinos que se juegan en los bares.

Vía | Meneame En El Blog Salmón | La problemática de la ley del juego y su futura regulación, Hay que acabar con el fraude fiscal de bingos y casinos Imagen | Dorron

También te puede gustar

Portada de El Blog Salmón

Ver todos los comentarios en https://www.elblogsalmon.com

VER 9 Comentarios