La caída del comercio ha demostrado ser el principal canal de transmisión de la crisis, afectando todas las bases del sistema en las que se basó el modelo económico y que ahora amenaza con retroceder a niveles desconocidos. El comercio mundial del 2000 a 2007 creció a un promedio del 9% anual, casi tres veces el valor de la producción a precios de mercado para el mismo período, que fue de 3,1%. La euforia del comercio y del movimiento financiero amplificó la actividad en todos los ámbitos, sin saber que todo era una falacia. Sólo al final del día, cuando ven los bolsillos vacíos detectan que aquel sueño, que pudo ser promisorio, se ha desvanecido. Algunos llaman a esto “la pérdida de la confianza”. Sin embargo, más allá de la confianza o desconfianza que toda una generación tendrá hacia los mercados, lo relevante a partir de ahora será el empleo. Nada más que el empleo dará confianza y la restauración del empleo deberá ser impulsada con un carácter global.
El mundo se aproxima a un 10% de desempleo a nivel mundial, algo nunca visto en la historia: 250 millones de desempleados. Y ese volumen no será facil de diluir en empleos. Al contrario, la temida hiperinflación, de haberse producido, contaba con herramientas para ser controlada a tiempo. Pero el fanatismo de la corriente monetarista que ha imperado en los últimos 30 años, y que ha intentado controlar la economìa vía tasas de interés, ha fracasado. Antes de esa política había una que era más importante: la generaciòn de empleo. El empleo es el tema relevante. Y si se piensa con calma, es algo que beneficia a todos.
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