¿Estamos ante una burbuja de IA al estilo de las puntocom? Wall Street roza su mayor sobrevaloración en 25 años

Javier Ruiz

Wall Street atraviesa un momento de euforia difícil de ignorar. El S&P 500 ha firmado su mejor trimestre en cinco años y encadena tres ejercicios consecutivos con ganancias de dos dígitos, impulsado por el boom de la inteligencia artificial.

Sin embargo, no son pocos los analistas que empiezan a ver señales claras de sobrevaloración, como ya ocurrió en los noventa con la crisis de las puntocom, mientras que otros defienden que estamos ante una “nueva normalidad” en la que los múltiplos históricos han dejado de ser válidos.

Señales que recuerdan a las puntocom

El debate de las últimas semanas recuerda, inevitablemente, a diciembre de 1996, cuando Alan Greenspan, entonces presidente de la Reserva Federal, lanzó la famosa pregunta sobre la “exuberancia irracional” de los mercados.

Tres años más tarde, la burbuja de las puntocom estallaba.

Hoy, la alusión de Jerome Powell a que las acciones “están bastante altas” y las advertencias de la OCDE sobre precios “excesivos” parecen sonar con un eco similar.

En un reciente análisis, La Vanguardia repasaba los principales indicadores que sugieren sobrevaloración: desde el Cape Ratio o indicador de Shiller hasta el “indicador Buffett” o la ratio precio/ventas, todos ellos en niveles muy próximos —o incluso por encima— de los que precedieron al crash del año 2000.

El diagnóstico no es exclusivo. Reuters se pregunta directamente si el boom de la IA no es incluso “más extremo que la burbuja de los noventa”. En América Latina, medios como Infobae o Expansión recogen predicciones agresivas que apuntan a riesgos de correcciones del 30 o 40 % en caso de que cambien las condiciones macroeconómicas. El contraste ilustra bien el dilema actual: entre quienes ven en la IA un espejismo financiero y quienes creen que la fortaleza de las big tech justifica las valoraciones.

En todo caso, no todos los análisis coinciden en el dramatismo. Expansión reconoce que hay señales de sobrevaloración, pero matiza que, excluyendo a las grandes tecnológicas, el mercado se ve “menos caro” y que firmas como Apple, Microsoft o Nvidia presentan beneficios inéditos.

Sin embargo, más allá de las cifras, el clima recuerda a finales de los noventa: miedo a quedarse fuera, inversores volcados en las tecnológicas y una desconexión creciente entre la economía de la calle y la de las finanzas.

La “nueva normalidad” de los mercados

Pero no todos ven un déjà vu de las puntocom. Una corriente creciente de analistas defiende que las reglas han cambiado. Bank of America ha popularizado la idea de una “nueva normalidad”: aceptar que los múltiplos actuales pueden sostenerse en el tiempo porque el índice ya no es el mismo que hace veinte años, con mayor peso de compañías globales, márgenes más altos e intangibles más valiosos.

Fox Business incide en una diferencia fundamental: en los noventa muchas compañías cotizaban solo con expectativas, mientras que hoy los gigantes de la IA —desde Nvidia hasta Microsoft— generan beneficios sólidos y flujos de caja reales. En la misma línea, Allianz y el Foro Económico Mundial describen el momento actual más como un “boom frágil” que como una burbuja: un crecimiento respaldado por fundamentos, pero vulnerable si las promesas no se cumplen

Riesgos incipientes

Pese a ese optimismo, hay riesgos claros que inquietan al mercado.

El primero es la concentración: una parte muy significativa de las subidas del S&P 500 se explica por unas pocas tecnológicas. En este sentido, Bloomberg ya ha advertido de que el rally se sostiene sobre muy pocos pilares, lo que aumenta la vulnerabilidad ante cualquier tropiezo.

Asimismo, existe la posibilidad de que los beneficios no acompañen al entusiasmo. DWS, citado por La Vanguardia, recuerda que, si las tecnológicas no mantienen sus tasas de crecimiento, las caídas podrían ser rápidas y abruptas. La posibilidad de nuevas tensiones comerciales, un repunte de la inflación o un frenazo del mercado laboral estadounidense podrían actuar como detonantes de una corrección.

Si se busca confirmación de este planteamiento, quizá vale la pena ampliar la vista y observar cómo las propias instituciones marcan distancia: Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE. UU., y la OCDE han insistido en los últimos días en que los precios actuales son “bastante altos” y podrían verse sometidos a correcciones si las condiciones económicas cambian.

Con razón, el mercado ha sido tildado de “rally bursátil” por numerosos medios que apuntan a un gran número de contrastes. Por un lado, récords históricos, beneficios reales y un entusiasmo que recuerda a los grandes ciclos de innovación. Por el otro, indicadores en zona de peligro, advertencias de instituciones y predicciones de correcciones severas.

La pregunta sobre si estamos ante una burbuja de inteligencia artificial o una nueva era para los mercados sigue sin respuesta definitiva. Lo único claro es que, como en 1996, los mercados navegan entre la euforia y la duda. Lo único claro es que preguntas y respuestas convivirán hasta que se traduzcan en beneficios, productividad real o fiasco.

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