La Europa de las dos velocidades también es una realidad en lo que a leyes antitabaco se refiere. Aunque la región comparte un marco general de referencia marcado por la OMS y las directivas comunitarias, la aplicación real de estas normas difiere ampliamente entre países.
Algunos estados sostienen políticas sólidas que han reducido de forma notable la exposición al humo en espacios públicos. Otros mantienen regulaciones débiles o escasamente aplicadas, lo que explica la disparidad en los avances.
Uno de los elementos más ilustrativos es la distribución de las leyes antitabaco por zonas: el oeste y el norte del continente son los territorios donde las medidas se aplican con mayor firmeza, mientras que gran parte del este y el sur siguen sin asegurar un control efectivo del tabaquismo pasivo.
¿Está capacitada Europa para avanzar de forma coordinada frente a un problema que continúa causando miles de muertes cada año? En concreto, 1.100.000 muertos según la Organización Mundial de la Salud.
La Europa que regula, de nuevo dividida
Existen en el viejo continente dos bloques muy diferenciados. Países como Irlanda, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Suecia, Finlandia o Dinamarca figuran entre los más estrictos, situados en la zona donde el tabaquismo pasivo en lugares públicos es prácticamente insignificante gracias al cumplimiento riguroso de sus normativas. España se integra también en este grupo, consolidando una posición avanzada en la gestión de espacios libres de humo.
En un nivel intermedio aparecen Alemania, Italia, Portugal y buena parte de Europa central. Estos estados cuentan con normas severas sobre el papel, pero su implementación es menos homogénea.
El resultado es que la exposición involuntaria al humo sigue existiendo, aunque en niveles más moderados que en el este del continente.
La situación cambia de forma notable en regiones como Polonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Serbia o Croacia, donde la aplicación de las medidas es débil. Y es que, la falta de mecanismos de control, la permisividad en determinados espacios y una menor presión social explican buena parte de esta brecha.
La COP11 confirma la falta de consenso
Este escenario no es ajeno a los debates internacionales. La reciente COP11 terminó sin acuerdos clave y aplazando a 2027 decisiones sobre la regulación global.
Las posiciones enfrentadas entre quienes apuestan por ampliar las restricciones y quienes defienden un marco más flexible han bloqueado avances significativos.
Las autoridades sanitarias insisten en que el desafío actual no solo se centra en los cigarrillos tradicionales. El auge del vapeo y de las nuevas formas de consumo de nicotina exige un enfoque actualizado, algo que tampoco ha conseguido consenso.
El desacuerdo entre estados europeos es evidente: mientras algunos piden equiparar estos productos al tabaco, otros se muestran partidarios de diferenciarlos para incentivar la transición hacia alternativas de menor riesgo.
La Unión Europea, lejos de la unidad
Pese a contar con una directiva común que fija requisitos mínimos, la realidad demuestra que Europa no funciona como un bloque uniforme. Las normas sobre espacios sin humo, las exigencias en el empaquetado o la fiscalidad conforman un mosaico heterogéneo.
Las advertencias sanitarias en los envases, por ejemplo, varían de manera importante: Grecia alcanza el 65% del paquete, mientras otros países se limitan al mínimo obligatorio europeo.
La fiscalidad muestra también una amplia dispersión, lo que impacta directamente en el consumo y en el auge del comercio ilícito.
La próxima revisión de los impuestos al tabaco introduce un componente añadido: los productos alternativos entrarán por primera vez bajo un esquema armonizado.
Las estimaciones apuntan a que un incremento fiscal notable podría reducir el consumo de cigarrillos en más de un diez por ciento en varios estados, pero también elevar el riesgo de mercado paralelo si no se acompaña de controles eficaces.
España en el tablero europeo
España combina medidas consideradas avanzadas con nuevas propuestas que generan fricción con la industria tabacalera. Las restricciones anunciadas para los productos alternativos, junto con la preocupación por la competencia transfronteriza y el posible fin de determinadas ayudas agrícolas, han aumentado la tensión entre el sector y la administración.
Aun así, los datos de consumo reflejan un progreso importante. La última Encuesta Edades sitúa el porcentaje de fumadores diarios en el país en niveles inferiores a los de los últimos años, con una reducción notable respecto al ejercicio anterior.
El reto ahora es mantener esta tendencia en un entorno donde el vapeo y otros productos de nicotina han ganado presencia entre los jóvenes.
Ver todos los comentarios en https://www.elblogsalmon.com
VER 0 Comentario