La UE pierde la guerra comercial contra EEUU: acepta las condiciones de Trump para evitar males mayores

Sergio Delgado

Trump ha vuelto a ganar. Durante meses, las tensiones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos amenazaron con desencadenar una escalada arancelaria sin precedentes.

Tras la vuelta de Donald Trump al poder, sus advertencias de nuevos gravámenes y represalias arancelarias situaron a Bruselas contra las cuerdas. Finalmente, este pasado domingo, ambas partes alcanzaron un acuerdo comercial que frena temporalmente la confrontación directa.

El entendimiento fue sellado en Escocia por Ursula von der Leyen y el presidente estadounidense, apenas días antes de que entraran en vigor los nuevos aranceles generalizados anunciados por Washington.

Trump había dejado claro que, sin un acuerdo antes del 1 de agosto, activaría tarifas del 30% a todas las importaciones procedentes del bloque europeo. La reacción europea ha sido clara: ceder para evitar consecuencias aún más graves.

El acuerdo más grande, según Trump

Según palabras del propio mandatario norteamericano, este tratado representa “el mayor acuerdo comercial de la historia”. Trump se mostró exultante, asegurando que tras este pacto no será necesario reabrir este tipo de negociaciones “durante mucho tiempo”. Sin embargo, hay quienes acogen con cautela estas declaraciones.

Ursula von der Leyen, por su parte, ha insistido en que este es un paso clave para afianzar la política económica exterior del bloque y garantizar la estabilidad de las relaciones transatlánticas.

A pesar del tono triunfalista de ambos líderes, lo cierto es que este acuerdo refleja que la UE pierde la guerra comercial contra EEUU. A cambio de evitar sanciones más duras, los países europeos han accedido a una serie de exigencias impuestas por la administración Trump, que refuerzan su posición en sectores estratégicos como la energía, defensa y tecnología.

Condiciones exigentes para la Unión Europea

Una de las condiciones más significativas del acuerdo es el compromiso europeo de adquirir energía estadounidense por valor de 750.000 millones de dólares. A esto se suma una inversión adicional de 600.000 millones de dólares en territorio estadounidense, lo cual favorece enormemente a la economía norteamericana.

Asimismo, Trump ha asegurado que la UE se ha comprometido a una fuerte expansión en la compra de equipamiento militar estadounidense, aunque no se han especificado aún las cifras exactas. Estas cláusulas reflejan una clara ventaja para Washington en el balance del pacto.

Otro punto relevante es el mantenimiento del arancel del 15% para la mayoría de los productos europeos exportados a Estados Unidos. Aunque algunas tarifas han sido reducidas, como en el caso de los automóviles, que pasan del 25% al 15%, el impacto para los productores europeos será notable.

Ámbitos que quedan fuera del acuerdo

Pese al amplio alcance del tratado, ciertos sectores clave quedan al margen. El ámbito farmacéutico, por ejemplo, seguirá estando sometido a aranceles elevados, con una tarifa del 15% para los productos provenientes de Europa.

Trump había advertido que estos gravámenes podrían llegar hasta el 200%, aunque se ha optado por mantener un margen más bajo en este primer tramo.

El sector tecnológico también se ha visto afectado. Aunque se ha acordado una reducción arancelaria al 15% para semiconductores y componentes electrónicos, se prevé que, una vez concluyan las investigaciones del Departamento de Comercio de EEUU, se impongan tasas más elevadas a productos como smartphones y ordenadores.

Mientras tanto, áreas como el acero y el aluminio seguirán enfrentando aranceles del 50%, una cifra que duplica la tarifa que se aplicaba antes del mandato de Trump. Esta situación pone a la industria metalúrgica europea en una clara desventaja frente a otros actores como el Reino Unido, que ha logrado negociar condiciones más favorables.

Trump consolida su estrategia proteccionista

Con este acuerdo, Donald Trump refuerza su enfoque proteccionista sin renunciar a los beneficios del comercio internacional. La imposición de aranceles "recíprocos" —basados en una lógica de trato proporcional país por país— permite a Estados Unidos ejercer presión directa sobre cada socio comercial, adaptando sus políticas a los intereses del país norteamericano.

En ese marco, varios países han sido objeto de tarifas más agresivas, como China con un 55%, Brasil con un 50% o México con un 30%. Reino Unido, por su parte, ha conseguido rebajar su arancel al 10% para varios sectores, situándose en una mejor posición que la UE en su relación con Estados Unidos.

Este tipo de diferencias agrava la percepción de que la UE pierde la guerra comercial contra EEUU, especialmente al no haber logrado un trato más equilibrado.

Efectos sobre el mercado y la economía europea

El impacto de este acuerdo no se limitará a lo político. Las consecuencias económicas ya se perciben en los mercados, donde los productos europeos van a perder competitividad debido al incremento de su precio en territorio estadounidense.

El arancel del 15% actúa como una barrera comercial que favorece a los fabricantes localeso de terceros países no sujetos a las mismas condiciones.

Además, la exigencia de mayores inversiones europeas en Estados Unidos desvía recursos que podrían haberse destinado al desarrollo industrial dentro de la UE. Esto puede frenar la recuperación de algunos sectores clave en el continente y acentuar la dependencia energética y tecnológica del bloque respecto a su aliado atlántico.

Trump lo ha vuelto a hacer: ha ganado.

Imágenes | Pixabay, Instagram

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