
Aunque durante años el debate sobre la sostenibilidad fiscal en Estados Unidos ha sido un tema recurrente, los últimos datos han encendido todas las alarmas. Según las nuevas proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), el déficit de EEUU seguirá creciendo a un ritmo inquietante, superando de manera sostenida el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) durante la próxima década.
Esta situación compromete no solo la estabilidad de las cuentas públicas, sino también la capacidad del país para responder a nuevas crisis económicas.
Las cifras recientes reflejan que el proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes, conocido como One Big Beautiful Bill Act (OBBBA), empeoraría significativamente la situación fiscal.
Esta legislación, tal como está redactada, impulsaría el déficit de EEUU por encima de los niveles actuales, disparando la deuda pública a niveles récord y dejando gran parte del esfuerzo de ahorro para más adelante.
Por qué el déficit de EEUU seguirá creciendo
La CBO ha calculado que el proyecto de ley añadiría más de 2,4 billones de dólares a los déficits primarios en diez años, debido a un paquete de recortes fiscales y aumentos de gasto valorado en más de 5,3 billones de dólares, compensados solo parcialmente por nuevos ingresos y recortes.
Esto implica que el déficit de EEUU, actualmente cercano al 6% del PIB, alcanzaría el 7% en 2026 y apenas retrocedería ligeramente hacia 2034, cuando aún se situaría en torno al 6,8%, frente al 6,1% proyectado bajo la legislación vigente.
Uno de los aspectos más preocupantes del plan es su estructura temporal: adelanta los beneficios inmediatos, como los recortes fiscales y el aumento del gasto en defensa y programas sociales, mientras pospone las medidas de ahorro para años posteriores.
Este enfoque ha hecho que casi tres cuartas partes del impacto sobre el déficit de EEUU se concentre en los primeros cuatro años, según las estimaciones oficiales.
El impacto en la deuda y los intereses
Además del aumento directo del déficit de EEUU, la medida elevaría de forma sustancial la carga de la deuda. Hoy en día, la deuda ronda el 100% del PIB, pero las proyecciones muestran que, de aprobarse el proyecto tal como está escrito, alcanzaría el 124% para 2034.
Si las disposiciones temporales se hacen permanentes, como suele suceder en la práctica legislativa, la deuda llegaría al 129% del PIB. En el peor escenario, con tipos de interés elevados como los actuales, la deuda podría incluso escalar hasta el 133% del PIB.
Los intereses de la deuda también duplicarían su peso en el presupuesto. En cifras absolutas, se pasaría de pagar unos 900.000 millones de dólares anuales en 2024 a más de 1,8 billones en 2034. En porcentaje del PIB, esto supone un incremento del 2% actual a más del 4%, absorbiendo así una parte creciente de los ingresos federales y limitando el margen para políticas económicas y sociales.
Las partidas más relevantes del plan
Las estimaciones muestran que la mayor parte del aumento del déficit de EEUU proviene de las políticas fiscales impulsadas por el Comité de Medios y Arbitrios, que incrementarían el saldo negativo en casi 3,8 billones de dólares. Aunque otras áreas, como Energía y Comercio, introducirían recortes y ajustes, el efecto neto sigue siendo muy negativo.
En conjunto, la CBO calcula que, con los intereses incluidos, la ley aumentaría la deuda en unos 3 billones de dólares para 2034, o hasta 5 billones si se hace permanente.
Se trata de una legislación con un claro sesgo a favor del corto plazo. Las medidas fiscales clave, como las ampliaciones de la deducción estándar, los créditos fiscales para familias y las exenciones para propinas y horas extras, caducarían arbitrariamente hacia 2028 o 2029.
Mientras tanto, los recortes de gasto y otras compensaciones se introducirían de forma gradual, dejando al presupuesto en una posición muy vulnerable si no se toman medidas adicionales.
Riesgos económicos y necesidad de responsabilidad fiscal
Este aumento del déficit de EEUU también conlleva riesgos económicos importantes. Una deuda mayor puede presionar al alza las tasas de interés, lo que encarecería la financiación pública y privada, frenando la inversión y debilitando el crecimiento económico a largo plazo.
Además, podría minar la confianza en los mercados de deuda estadounidense y complicar la lucha contra la inflación si la Reserva Federal mantiene políticas restrictivas.
El propio Comité Conjunto de Impuestos ha estimado que el impacto positivo en el crecimiento sería limitado y no compensaría la magnitud del endeudamiento adicional. Aunque se prevé un leve impulso al PIB en la segunda mitad de la década, el aumento de la deuda pesaría sobre la economía más allá de 2034.
Frente a este panorama, los analistas insisten en la necesidad de que el Senado revise y corrija la propuesta para hacerla más equilibrada. La responsabilidad fiscal es esencial para evitar que el déficit de EEUU comprometa la estabilidad económica futura, especialmente en un contexto internacional cada vez más incierto y con mayores necesidades sociales y de infraestructura.
La preocupación por el déficit de EEUU no es nueva, pero las cifras actuales reflejan que, sin cambios, la situación podría volverse insostenible en pocos años. La legislación aprobada por la Cámara contiene elementos positivos, pero en su forma actual prioriza medidas populares de corto plazo sobre un plan serio de consolidación fiscal.