Apple y Google estarían dentro, pero el caso Amazon se interpone en el impuesto mínimo global del 15% a las grandes empresas

La carrera de todos los países del mundo para rebajar el impuesto de sociedades y atraer así a las grandes multinacionales ha llegado a su fin. Después de años de discusiones en la UE y la OCDE, parece que por fin estamos cerca de ver un impuesto de sociedades mínimo global del 15%.

El motivo principal es el cambio de actitud de EEUU, que con el cambio de administración de Trump por Biden ha visto favorablemente este impuesto mínimo global que principalmente perjudica a las empresas americanas. Claro que todo tiene una explicación.

El problema del impuesto de sociedades a las multinacionales

El principal problema del impuesto de sociedades es que las empresas multinacionales tienen estructura en muchos países. Cada país tiene una estructura de impuesto similar, pero distinto, y las empresas pueden aprovechar para desviar los beneficios de formas óptimas que minimicen la factura fiscal.

Para evitar este tipo de estructuras solo queda una: armonizar, no solo los tipos impositivos, sino también las desgravaciones y estructura del impuesto, que es lo que se está negociando. Y que las empresas multinacionales pasen de pagar impuestos principalmente donde está la sede a donde se producen las ventas.

El cambio de postura de EEUU

EEUU se oponía a una armonización global del impuesto de sociedades porque afecta principalmente a sus empresas. Pero la administración Biden ha cambiado de postura. Y son tres los motivos principales.

El primero, del que no se habla mucho, es que algunos países han empezado a crear una "tasa digital" a empresas que principalmente hacen negocio a través de Internet. España, Francia y otros países la han ido aprobando ante el estancamiento de las conversaciones para armonizar el impuesto de forma global. A EEUU esto no le ha hecho gracia y de hecho ha impuesto sanciones a los países que la han adoptado.

El segundo motivo es que EEUU está en un momento de expansión fiscal y no quiere que sus propias empresas eviten el pago de impuestos en su país a través de estructuras fiscales óptimas. Por tanto este país se ha unido al carro de los que piden que las empresas paguen lo que les corresponde, también en EEUU.

Y el tercer motivo es que si controla la negociación puede limitar su alcance. En principio este impuesto armonizado afectará a las 100 compañías más grandes del mundo, con un cierto nivel de facturación y beneficios. Por lo tanto deja fuera a empresas en crecimiento lo cual podría ser un freno para la innovación en EEUU.

El escollo de Amazon

Pero toda esta estructura y próxima aprobación de un impuesto de sociedades mínimo del 15% sigue teniendo un escollo. Y es Amazon. Un gran número de los países quiere que Amazon se vea afectado por este nuevo impuesto mínimo, pero no llega al nivel de beneficios requerido.

Es normal, Amazon se ha caracterizado siempre por impulsar su crecimiento y reinvertir todo lo que gana en expandir sus servicios. Por lo tanto su nivel de beneficios es ínfimo comparado con su facturación.

Hay que recordar que no estamos hablando solo de un impuesto mínimo a nivel global sino que los impuestos se paguen donde se produzcan las ventas, lo cual es un cambio importante en la estructura del impuesto.

Sin embargo es muy posible que este escollo se vea superado pronto y veamos un acuerdo. No en vano cuando empezó a discutirse este asunto hace años se hablaba de un impuesto mínimo global del 12%, luego durante este año EEUU impulsó la cifra del 21% y ahora se ha llegado a un acuerdo del 15%. No es de extrañar que avancen en los flecos que quedan y se acabe la carrera global de rebajar este impuesto para atraer multinacionales.

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