Implicaciones económicas detrás del coronavirus

En China, hemos visto en los últimos días el origen y propagación de la enfermedad coronavirus en la ciudad de Wuhan que ha hecho saltar las alarmas en China y también por todo el mundo ante el riesgo de propagación.

Lo último que conocemos es que desde la Comisión de Salud de la Provincia de China de Hubei, se dijo ayer martes que 131 personas habían muerto a causa del virus hasta la fecha del 27 de enero, superando la cifras que se había dado de 76 los casos confirmados en la provincia de a se habían elevado hasta los 2.714.

Pero estas muertes no se limitan a esta provincia sino que también se han reportado otras muertes en diferentes partes de China, lo que ya está elevando la cifra de fallecidos a 106 hasta ahora. El periódico estatal afirma que los casos confirmados ya son 4.193 aunque los expertos confirman que el número puede ser incluso mucho mayor al manifestado.

Por otra parte, los casos vinculados a las personas que viajaron desde Wuhan han sido confirmados en una docena de países, desde Japón hasta los Estados Unidos, donde las autoridades dijeron que ya tenían 110 personas bajo investigación en 26 estados y Sri Lanka fue el último en confirmar otro caso de coronavirus.

La factura económica detrás del coronavirus

Todo esto tiene un impacto económico que habrá que cuantificar. Sin embargo, es difícil valorar la repercusión ya que depende de múltiples variables en una fase muy temprana.

No obstante, podemos acogernos a diversos estudios sobre las pérdidas sobre el riesgo de pandemia o acogernos a algún tipo de comparación con el brote de Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS por sus siglas en inglés) de 2003 para evaluar su posible impacto económico.

En primer lugar, un documento en el año 2017 de los economistas Victoria Fan, Dean Jamison y Lawrence Summers estimó que las pérdidas anuales que se esperaban por el riesgo de pandemia se situarían alrededor de 500.000 millones de dólares lo que equivale al 0,6% del PIB mundial anualmente.

Tenemos también otro estudio realizado en el año 2016 por la Comisión sobre un Marco de Riesgo de Salud Mundial para el Futuro que valoró que los eventos de enfermedades pandémicas podrían suponer un coste en la economía mundial de más de 6 billones de dólares en el siglo XXI, es decir 60.000 millones de dólares por año.

Hay que tener en cuenta que aislar el impacto de un solo factor en los índices bursátiles mundiales y en la economía mundial es una tarea formidable: reflejan una multiplicidad de factores que compiten simultáneamente y que van desde los datos económicos, el rendimiento de las empresas y los cambios geopolíticos. Por ejemplo, en medio del brote de SARS, la invasión estadounidense de Iraq habría tenido un impacto equivalente, si no mayor, en la acción de los precios.

Sin embargo, la acción de los precios en los mercados indica que los impactos de tales brotes son limitados. Después de que las autoridades chinas informaron del brote de SARS a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2003, la renta variable china se desvinculó de sus pares mundiales pero recuperó el terreno perdido en sólo seis meses.

Para ver con qué cifras estamos tratando, los datos del brote de SARS mostraban las pérdidas económicas mundiales derivadas fueron de 40.000 millones de dólares en 2003.

Cuando una noticia de este calado se llega a tomar el pulso de los mercados, el sector por excelencia beneficiado es sin duda el farmacéutico. Por el contrario, aquellas acciones que están vinculadas al turismo como viajes, hoteles, aerolíneas, bienes de lujo y de consumo tienden a tener un impacto negativo. De hecho, si tomamos ejemplo el brote de SARS las cifras del comercio minorista se debilitaron, ya que el gasto de los consumidores se vio seriamente afectado.

Como referencia, sobre la sensibilidad de los inversores a este tipo de eventos, después del brote de SARS, la bolsa estadounidense se recuperó en más de un 10% desde el comienzo del brote hasta el anuncio de su contención.

Un momento delicado para China

China ha estado lidiando con los desafíos comerciales que ha originado Estados Unidos, con un aumento de sus niveles de deuda, la aprobación de la gripe porcina y también las diferentes protestas que hemos visto en Hong Kong. Sucesivos eventos que han deteriorado el crecimiento de la segunda economía del mundo.

A pesar de todo esto, la firma del acuerdo comercial en primera fase con los Estados Unidos durante este mes ha propiciado cierta confianza a los inversores, tras un año marcado por la desaceleración global fruto de la escalada arancelaria entre ambos países.

Con el acuerdo vino de la mano una suspensión de los nuevos aranceles sobre 160.000 millones dólares productos electrónicos de consumo y juguetes fabricados en China, así como una reducción a la mitad de los actuales aranceles estadounidenses sobre 120.000 millones de otros bienes, hasta el 7,5%.

Mientras tanto, las expectativas de mejora en la economía mundial y la demanda estaban aumentando las esperanzas para las fábricas de China en 2020. Sin embargo, se cree que la aparición del coronavirus no sólo afectará al sector manufacturero de China, sino que tampoco perdonará al sector no manufacturero, por lo que podríamos ver un deterioro en los datos del primer trimestre del año.

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