El problema de fondo que tenemos aquí es que el parlamento italiano ha aprobado una ley que ataca de manera directa a los principios rectores de la Unión Europea, puesto que en todo el territorio de la UE, se establece la libertad de movimiento de personas, de productos y servicios y de capitales. De hecho, Italia está vetando no solo a Google sino a todas las empresas que sirvan publicidad online y no cuenten con un NIF italiano para tributar por los ingresos localizados en el país. Esta es la peor solución al problema de competencia fiscal entre los países de la UE. La UE tiene dos opciones; bien se apuesta por la armonízación fiscal, punto que sobre el papel es muy bonito pero que deja a los gobiernos de los diferentes países atados de pies y manos al no tener autonomía para fijar sus impuestos según sus necesidades o bien, creamos un marco normativo de tributación directa por la generación de ingresos en función del país de destino, punto que debe hacerse con el consenso de todos los países.
Actualmente, tenemos un sistema de IVA que ya localiza el tributo en el país de origen o destino, en función del producto o servicio facturado y este sistema, podría aplicarse sin muchos problemas a la generación de ingresos por territorios. Otro punto serían las imputaciones de costes de las empresas por localización territorial, pero la solución italiana, está muerta en Bruselas en cuanto la UE decida meterle mano, al menos, tal y como la han redactado.
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