El paro de los universitarios sube en EE. UU., pero afecta sobre todo a los hombres

Javier Ruiz

Durante décadas, obtener un título universitario ha sido sinónimo de mayor empleabilidad, pero los datos más recientes que llegan de Estados Unidos empiezan a cuestionar esta promesa: por lo menos si eres un hombre joven que aterriza en el mercado laboral.

Según datos del Federal Reserve Bank of New York y el analista del Financial Times John Burn-Murdoch, la tasa de desempleo entre los universitarios recién graduados ha repuntado significativamente en el último año.

Desaparecen los "primeros empleos"

El dato más llamativo es que este aumento afecta de forma desproporcionada a los hombres: mientras que el paro entre mujeres graduadas se mantiene estable (en torno al 4 %), en el caso de los hombres ha superado el 7 %, un salto notable desde el 5 % de hace solo un año.

Entre las hipótesis barajadas, se apunta a la revolución (no tan) silenciosa de la inteligencia artificial, a partir de la que los algoritmos generativos no solo están cambiando la forma en que buscamos información o generamos imágenes, sino también cómo trabajan muchas empresas.

En este contexto, los primeros en notar un cambio están siendo los trabajadores en posiciones de entrada: en concreto, los puestos que estaban reservados para que muchos recién titulados entrasen en el mercado laboral.

Las mujeres, menos afectadas

El fenómeno, además, está afectando especialmente a aquellos que han estudiado carreras técnicas como informática, ingeniería o análisis de datos, áreas con una alta proporción de hombres. La paradoja es que estos campos fueron, hasta hace poco, considerados seguros y con alta demanda.

No obstante, el auge de herramientas de IA capaces de automatizar tareas rutinarias —desde la programación básica hasta la redacción de informes— ha reducido el número de vacantes junior. Según CBS News, el sector tecnológico ha destruido más de 580 000 empleos entre 2022 y 2024: en su mayoría empleos de entrada al mercado laboral.

El contraste con las mujeres es claro y se encuentra muy vinculado a otros desafíos laborales, donde una mayor proporción de ellas accede a sectores menos expuestos a la automatización inmediata, como la salud, la educación, el derecho o los servicios sociales. Además, el repunte del empleo público y de los cuidados —dos campos todavía feminizados— ha servido de colchón.

Cambios estructurales

Esto no quiere decir que las mujeres estén inmunes a los efectos de la IA. De hecho, no hace mucho el Financial Times advertía, en relación con el análisis de John Burn-Murdoch que, si la tendencia continúa, podrían verse bloqueadas en la carrera hacia posiciones de liderazgo, si las oportunidades de entrada comienzan a escasear también en sus sectores.

De este modo, estamos asistiendo a algo más que una estadística laboral. Se trata de un cambio estructural en el mercado de trabajo cualificado, donde la automatización ya no solo afecta a empleos manuales o repetitivos, sino también a profesiones que hace apenas cinco años parecían intocables.

La pregunta es si los sistemas educativos y las políticas públicas están preparados para responder. Si un título universitario ya no garantiza empleo (al menos no para todos), necesitamos repensar no solo qué se estudia, sino cómo se trabaja en la era de la inteligencia artificial.

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