El rol aplicado al trabajo: +5 en carisma

Una de las formas más efectivas de mejorar nuestra carrera profesional es incrementando nuestro carisma, y aquí está cómo hacerlo. Porque, como ya vimos, el éxito depende mucho de gustar a los demás y desplegar energía positiva produce ascensos.

Por suerte para nosotros, se ha demostrado que el carisma no es un don natural con el que se nace, sino una habilidad que se puede aprender. Para eso, necesitamos comprenderlo bien y practicar lo que vamos a ver.

Por suerte de nuevo, no nos van a faltar oportunidades en nuestra vida personal y laboral para hacerlo, además de que, aunque seamos unos introvertidos, también podemos desplegar un enorme carisma con el que cautivar a compañeros, jefes o clientes.

Empecemos por entender esto, ya que es fundamental.

Los diferentes tipos de carisma

Aunque las películas muestren siempre al carismático atractivo, con sonrisa que desarma y pico de oro, la realidad es que hay diferentes tipos de carisma que atraerán a los demás. Elegir y cultivar el más adecuado, según nuestra propia personalidad, es la clave para desarrollar un encanto natural y no parecer alguien que finge.

Según Olivia Fox Cabane, estudiosa del tema y que desarrolló técnicas en este sentido para el MIT o Harvard, por ejemplo, hay 4 tipos principales de carisma:

  • Carisma de atención: alguien que escucha atentamente y hace que la gente se sienta respetada y entendida. Ejemplo: Oprah Winfrey.
  • Carisma visionario: derivado de la convicción total en una idea o causa, que inspira a los demás a seguirla. Ejemplo: Steve Jobs (o los líderes de sectas).
  • Carisma de bondad: Basado en la calidez y la conexión emocional, proporcionando esas emociones positivas a los demás y, por tanto, haciendo que estos orbitan alrededor de la persona carismática a fin de obtener más de eso. Ejemplo: El Dalai Lama.
  • Carisma de autoridad: Basado en el poder y el estatus, que siempre atraen a muchos. Ejemplo: líderes autoritarios, por poner modelos no tan positivos y mostrar que el carisma es una fuerza poderosa, pero neutral.

En muchas ocasiones, los carismáticos son una mezcla de estilos. Bill Clinton, por ejemplo, tenía un carisma de atención espectacular y, a la vez, era un visionario y poseía autoridad.

Sea como sea, para entender el carisma hemos de comprender de qué se compone, a fin de cultivar esos elementos, independientemente del estilo que se adapte a nosotros.

Los elementos del carisma

El verdadero encanto está hecho de 3 elementos:

  • Poder.
  • Presencia.
  • Calidez.

El último, aunque parezca algo salido de la autoayuda barata, es fundamental, ya que sin él, los otros dos elementos producen intimidación. Eso no es carisma, es que te obedezcan hasta que, tarde o temprano, te derroquen o te quiten de en medio.

¿Y cómo se desarrolla todo eso en la práctica? Mediante otros 3 elementos.

  • El lenguaje no verbal.
  • El contacto visual. Técnicamente, es lenguaje no verbal, pero tan importante, que merece apartado propio.
  • La capacidad de comunicación. Al final, si queremos progresar en nuestra carrera profesional, es imprescindible afinar nuestras habilidades en este sentido. No significa dar discursos como Obama, ni mucho menos, pero no tener una comunicación clara siempre será ir con el freno de mano puesto en nuestro éxito.

Por suerte, como vamos a ver, no hace falta aprender mil técnicas, detalles ni maniobras para desarrollar esos ingredientes, sino comprender lo fundamental para transmitir poder, presencia y calidez.

El lenguaje no verbal carismático

No podemos negar que somos primates y que bajamos del árbol ayer mismo en términos evolutivos. Pasamos mucho más tiempo comunicándonos sin palabras que con ellas y se nota, porque el lenguaje no verbal sigue siendo una parte fundamental de la comunicación.

De hecho, es la más poderosa porque, cuando el lenguaje no verbal y el verbal entran en conflicto (decimos una cosa, pero aparentamos la contraria), el lenguaje no verbal gana siempre.

Todos hemos dicho que no a alguien que pronunció las palabras perfectas porque «algo no nos cuadraba». Ese algo no tiene nada de intuición esotérica, la mayoría de las veces es que captamos, de manera inconsciente, que su lenguaje verbal no era coherente con lo que decía. Y ese mecanismo con el que nacemos (casi) todos sigue reinando.

Afortunadamente, para desarrollar nuestro carisma solo habremos de tener en cuenta un aspecto de dicho lenguaje.

¿Cómo demuestra un primate su poder y presencia ante los demás? Estando completamente relajado.

El gorila de espalda plateada se muestra tranquilo siempre, incluso cuando los otros miembros de la manada gritan y enseñan los dientes, o un peligro emerge por el horizonte. La relajación es la muestra definitiva de poder, ¿por qué? Porque por mucho que los demás griten, el espalda plateada se muestra tan confiado en que puede manejar la situación (y a lo mejor saltar un par de dientes si es necesario), que puede permanecer tranquilo en medio de la tormenta.

Sabe que nada puede con él y por eso se muestra así.

El resto, sin embargo, grita en la sección de comentarios de los periódicos, hace un hilo insoportable en Twitter (¿existe aún?) o graba tres mil stories furibundas, que demuestran su verdadero lugar y carisma.

Por eso, para mostrar ese poder y presencia cálidos, no tenemos más que relajarnos, adoptar posiciones corporales abiertas y mostrarnos en calma. Eso atraerá a los demás, al dar signos de que la tempestad no nos afecta.

El contacto visual del carisma

Tengamos el tipo de carisma que tengamos, el contacto visual es fundamental. Apartar o bajar la mirada rompe ese poder, presencia y calidez que componen este rasgo. Y de nuevo, no tenemos que aprender reglas complejas. Eso nunca funciona cuando se trata de lenguaje no verbal, ya que estar pensando cómo debemos mirar o actuar nos mete en nuestra cabeza y nos convierte en robots sociales.

La clave del carisma visual es mirar al otro a los ojos la mayor parte del tiempo (digamos un 70-80%) con la vista relajada. Como vemos, la clave es la misma, relajarnos. Perforar como un láser sin apartar la mirada nos hace parecer psicópatas, no carismáticos.

Mire fijamente un punto, céntrese en él como si le debiera dinero y sea un poco ese psicópata que comento. ¿Tiene su objetivo en el punto de mira, nunca mejor dicho? Bien, si persevera más tiempo de ese modo, es probable que note un poco de tensión alrededor de los ojos, ahora relaje esa tensión sin dejar de mirar a su objetivo. Téngalo en el centro de todo, pero abra la perspectiva, abarcando un poco más de visión periférica.

Esa es la mirada carismática, relajada sin tensión, descansada en el otro, pero presente y atenta, como si la persona que tenemos delante fuera lo más importante en la habitación.

Un pequeño truco para los que nacieron tímidos como yo. Si tenemos problemas en mirar a los ojos, miremos al puente de la nariz, donde se apoyan las gafas. Eso suele ser menos traumático para los que tienen problemas a la hora de mantener la mirada.

Y no estemos todo el rato observando, recordemos ese 70-80% y desviemos la vista eventualmente.

La comunicación carismática

Este apartado requeriría un libro en sí mismo, especialmente, porque no todos los estilos de comunicación son iguales. Hay quien es carismático con dos palabras y hay quien te encandila con sus discursos.

Sea como sea, he aquí, de nuevo, tres indicaciones fáciles y poderosas para desarrollar una comunicación carismática.

  • Escuchemos mucho más de lo que hablemos. El tema favorito de los demás es ellos mismos y los carismáticos saben que la mejor manera de que te digan que eres un gran conversador es callándote y escuchando, no hablando.
  • Atendamos al otro como si estuviera diciendo lo más importante del mundo. Bill Clinton tenía lo que amigos y enemigos denominaban «el campo de distorsión Clinton», con el que conseguía encantar serpientes. El secreto era que el otro se sintiera el único allí, aunque fuera una recepción de cien personas y Bill te dedicara apenas un minuto. Eso lo hacía mediante una escucha total y un interés pleno en el otro durante ese breve tiempo.
  • Usemos un tono de voz adecuado. Si recordamos el artículo sobre negociar igual que los expertos en secuestros, la clave de ese tono está ahí: optimista y distendido en general, «voz de DJ de medianoche» cuando vamos a remarcar lo importante o hacer una petición.

Si queremos pasar al siguiente nivel de comunicación, tengamos en cuenta lo siguiente: las personas más carismáticas son excelentes contadoras de historias. No hay otra manera de entrar en terreno experto. Observe cómo hay gente que te narra la guía telefónica (referencia de anciano, lo sé) y, aun así, la hace divertida.

El arte del storytelling es tema para otro día, pero tengámoslo en cuenta.

El carisma y la capacidad de gustar a los demás, lo queramos o no, importa mucho más de lo que creemos, para nuestra carrera profesional y para todo en general.

Por suerte, es una conducta aprendida, aunque no lo parezca y, si tenemos en cuenta lo que hemos visto aquí, podremos, fácilmente, ser más carismáticos que la enorme mayoría. No son estrategias complicadas, porque nada complejo en este sentido funcionará en la vida real, pero son muy poderosas.

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