Los 4 consejos más polémicos y efectivos para ascender en el trabajo

Los 4 consejos más polémicos y efectivos para ascender en el trabajo
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La vida está llena de verdades incómodas, especialmente, cuando hablamos de dinero y trabajo. Ciertas narrativas repiten a menudo que, para cosas como ascender en la carrera profesional, lo importante es el esfuerzo, la perseverancia, la inteligencia y características similares.

Pero, como vamos a ver, los datos dicen otra cosa y la realidad no se mueve tanto por esas cosas que suenan bien en teoría.

Creo que es fundamental conocer esa verdad, aunque solo sea porque, como ya vimos cuando hablaba de consejos de ahorro, lo más importante para una economía doméstica saneada son unos ingresos holgados. Algo que la mayoría conseguirá con un mejor puesto de trabajo.

Y para obtenerlo, es importante seguir estos 4 consejos. Pueden ser algo polémicos, pero son muy efectivos.

De qué depende avanzar en nuestra carrera profesional

Una de las cosas más importantes a tener en cuenta es que, en cualquier trabajo, nos encontramos inmersos en estructuras de poder. Y ascender es conseguir más poder, tanto económico, como ejecutivo.

Por eso, si queremos llegar más lejos, es necesario saber movernos en ese contexto y conocer cómo funciona ese juego. Pero me refiero a sus verdaderas reglas, no a esas que se repiten a menudo y solo suenan bien, aunque no funcionen.

Jeffrey Pfeffer es profesor de la Escuela de Negocios de Stanford y, probablemente, uno de los mayores expertos en dinámicas de poder. De hecho, la gran mayoría de lo que vamos a ver se basa en su libro Power: Why Some People Have It―and Others Don't, muy recomendable si queremos conocer más sobre el tema y sus conclusiones al respecto.

Pfeffer se centra, sobre todo, en el estudio de dicho poder dentro de una jerarquía de empresa. Sin embargo, es indudable que estos 4 consejos, que resumen algunas de sus tesis principales sobre lo que hace que ascendamos, son muy útiles también en otros ámbitos.

1. Es más importante gustar a los demás que hacer un buen trabajo

Ser popular es mejor que ser eficiente

No voy a ser yo el que diga que no es necesario hacer un buen trabajo para ascender. Al final, tampoco puedes ser un incompetente total, pero, al parecer, según los estudios de Pfeffer hay otros factores que influyen más.

Concretamente, gustar a los demás, especialmente, a quien te evalúe.

Así, en dichas evaluaciones de puestos, de las que dependen los ascensos, quienes generaban una impresión favorable en el evaluador, según los datos de Pfeffer, obtenían calificaciones más elevadas que quienes rendían mejor, pero no causaban esa impresión.

Tengamos en cuenta que, en nuestra próxima evaluación, no va a contar solamente el desempeño que hayamos tenido.

2. Estate cerca del centro de poder

Si queremos poder, debemos estar cerca de él y que nos vean aquellos que tienen dicho poder. Como ocurre con cualquier venta (aquí nos estamos vendiendo nosotros mismos), la visibilidad es crítica y, en este tema, más aún, porque el poder no se concede a elementos extraños y poco familiares.

Eso representaría una amenaza, ya que, si quien entra a la estructura de poder difiere mucho de aquellos que ya están en ella, puede tener objetivos diferentes y empezar a conceder poder a otros similares a él, pero con agendas distintas a lo establecido.

Conclusión, habría un riesgo de cambio de poderes con el tiempo.

Por eso, uno de los preceptos para mantener el poder es eliminar, rápidamente y como sea, a cualquier elemento extraño que haya podido entrar a la estructura, antes de que se asiente.

Debemos ser visibles, que suene nuestro nombre y se familiaricen con nosotros. Es difícil establecer relación con los que mandan cuando estás alejado del centro de poder.

Eso es tan cierto en política, como en carrera profesional.

3. Haz feliz a tu jefe, te guste o no

Hacer La Pelota al jefe funciona

Recordemos la premisa principal del poder: perpetuarse, de modo que la jerarquía solo se abrirá para aquellos que comulgan con quien ya está en ella y no la pone en riesgo.

Pfeffer concluye que, lo que dificulta a muchos ascender en las estructuras de una organización es el hecho de que se niegan a creer que ganarse el favor de quienes están ahí marque tanto la diferencia.

Porque sí, estoy diciendo, diplomáticamente, que hacer la pelota al jefe funciona.

Creo que ahora entiendo mejor por qué nunca llegué lejos durante mi carrera de consultor cuando empecé hace tanto.

4. La confianza lleva más lejos que la competencia

Un día, quizá hablemos de por qué ascienden los inútiles o elegimos a políticos incompetentes. Hasta entonces, quedémonos con uno de los motivos de ese fenómeno, que conecta con el tema de hoy y las tesis y estudios de Pfeffer.

La confianza es fundamental, ya que elegimos como líderes a quienes la muestran, independientemente de que vaya acompañada de competencia en la tarea.

De hecho, muchas veces, es al contrario, porque, como bien dijo el filósofo Bertrand Russell:

El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas.

Sin embargo, la realidad es que queremos a gente segura que parezca tener las respuestas. Son más persuasivos y creíbles al fin y al cabo, algo demostrado también en otros estudios.

Y es que el poder, en última instancia, es una ilusión que los demás nos conceden, ¿cómo? La percepción es la realidad, si algo parece de cierta forma, creemos que es de esa forma.

Si alguien parece tener poder (y uno de los rasgos es la confianza), debe ser poderoso y, por esa misma razón, si no parece que confiemos en nosotros mismos, ¿cómo podemos esperar que los demás sí lo hagan y nos otorguen poder y responsabilidad?

No recuerdo quién lo dijo por primera vez, pero es verdad: «El liderazgo es teatro».

Céntrate en gustar, sé visible permaneciendo cerca del centro de poder, haz la pelota a quienes lo tengan y muestra confianza, aunque estés lleno de dudas. Parece el manual del perfecto farsante resumido en cuatro puntos, pero según parece, funciona para ascender a un puesto más importante.

Tampoco es raro, teniendo en cuenta la naturaleza ilusoria del poder en su esencia.

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