Las novedades impositivas que trae bajo el brazo el nuevo año

El año 2016 ya es una realidad y este lunes puede que sea de los más costosos del año para los que se incorporan al trabajo después de disfrutar de las vacaciones navideñas. Algunos apurarán hasta pasados los Reyes, pero quieran o no, la cuesta de enero ya está aquí. Sin embargo, puede que este año la subida sea más llevadera –aunque con matices-.

Como cada 1 enero, hace tres días entraron en vigor nuevas tarifas de consumo –luz, gas, transporte, peajes…-, pero, en esta ocasión, también han comenzado a aplicarse novedades impositivas encaminadas a reducir el importe que pagamos los españoles a Hacienda, una tónica que se viene repitiendo desde hace un año, cuando entró en vigor la reforma fiscal del gobierno.

En concreto, el último tramo de esta reforma comienza en enero y se aplica al IRPF y al Impuesto de Sociedades, los cuales sufrirán una rebaja que, como siempre, será más notable para unos contribuyentes que otros. A partir de este mes, los tipos del IRPF se sitúan entre el 19% -el más bajo- y el 45% -el más alto-.

Así, a los contribuyentes que tengan unos ingresos anuales de 12.450 euros se les aplicará un tipo del 19%; de 12.450 euros a 20.200 se aplica un 24%; de 20.200 euros a 35.200 euros, un 30%; de 35.200 euros hasta 60.000 euros, un 37%; y a partir de los 60.000 euros, un 45%.

En cuanto a los rendimientos que genere el ahorro, los cuales se incluyen también en el IRPF, los tramos se reducen a tres: hasta 6.000 euros la tributación baja del 20% al 19%, de 6.000 euros hasta 50.000 euros –antes este segundo tramo iba solo hasta 24.000 euros- baja del 22% al 21%, y de 50.000 euros en adelante el gravamen baja del 23% al 24%.

En cuanto al Impuesto de Sociedades, el gravamen general desciende del 28% al 25%. No obstante, conviene recordar que las grandes corporaciones del país –esas que ganan más de un millón de euros al año- disfrutan de un tipo reducido que no llega al 6%, un impuesto dirigido a impedir que se produzca el tan manido éxodo empresarial a países que les den ventajas fiscales.

¿Es compatible con las directrices de Bruselas?

Bajar los impuestos es una medida encaminada a mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos, sobre todo en épocas de bonanza económica, pero hablar de bonanza en España es cuanto menos aventurado. La recuperación aún está muy verde –prueba de ello es lo poco que ha bajado el paro en la última legislatura- y las directrices de Bruselas pasan todavía por el camino de la austeridad.

De hecho, el adelanto de la rebaja fiscal que se produjo en julio del año pasado provocó que los Presupuestos Generales de este año no fueran aprobados por Bruselas, que ve un desajuste en las cuentas a la hora de cuadrar con el objetivo de déficit de España para 2015 y 2016.

Por lo tanto, cabe esperar que estas nuevas rebajas de impuestos, que costarán 1.500 millones de euros por la parte de IRPF –sumando la bajada de julio- y más de 2.600 millones en Sociedades desvíen todavía más a España de la línea marcada. Y todo esto, a la espera de formar Gobierno.

Bienvenidos a 2016.

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