Ningún gobierno parece tener las cosas claras en lo que a mejorar la vida de los autónomos se refiere. Tampoco su jubilación. El debate sobre la compatibilidad entre pensión y empleo lleva años en el aire. ¿Están los autónomos, también aquí, en una posición desfavorable frente a otros colectivos?
Primero es importante hablar del proyecto de jubilación reversible, también llamada flexible. Éste pretende dar la opción de mantener una actividad laboral mientras se percibe la pensión contributiva.
Una posibilidad que en teoría debería haber favorecido ya a miles de jubilados, pero que apenas ha tenido impacto en los últimos años.
Los datos son reveladores: en marzo de 2025 apenas se contabilizaron 3.174 jubilaciones flexibles sobre un total de más de 6,5 millones de pensiones de jubilación.
Un reflejo evidente de que el sistema actual no está funcionando como se esperaba y de que es necesario abrir nuevas vías, pero ¿cuáles?
Requisitos que empiezan a modificarse
Hasta ahora, la norma establecía que solo podía compatibilizarse la pensión con un trabajo si la actividad era por cuenta ajena y a tiempo parcial.
La enmienda que impulsa el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones abre la puerta a que esa compatibilidad se extienda también al trabajo por cuenta propia. De esta forma, el pagar con esfuerzo tras décadas de cotización no implica renunciar a seguir activos en la vida profesional.
Se contempla, además, una mejora del 20% en la pensión como incentivo adicional para quienes decidan acogerse a esta modalidad.
Otro de los puntos en revisión es la exigencia de no haber estado dado de alta como autónomo en los cinco años anteriores al momento de la jubilación.
Una limitación que en la práctica dejaba fuera a la mayoría de los trabajadores por cuenta propia que hubieran mantenido su actividad hasta el último momento. Ahora, la Seguridad Social se plantea reducir este plazo a cuatro años, e incluso no se descarta rebajar todavía más esta restricción.
Un impulso al empleo en la jubilación
El ministerio presidido por Elma Saiz defiende que estas medidas buscan favorecer el retorno al mercado laboral de quienes ya han accedido a la jubilación total. Se pretende, además, que no sea imprescindible limitarse a una actividad a tiempo parcial por cuenta ajena, sino que el trabajo autónomo también pueda entrar en este esquema.
En los borradores sometidos a consulta se han planteado porcentajes de compatibilidad que varían según la jornada laboral, con incrementos del 10% o del 20% en el importe de la pensión. Sin embargo, los agentes sociales ya han pedido suavizar los requisitos, algo que el Ejecutivo parece dispuesto a aceptar.
Cotizaciones y jubilaciones forzosas
Uno de los aspectos más controvertidos es el relativo a las cotizaciones que se efectúan mientras se percibe la pensión en situación de jubilación reversible.
En la propuesta inicial no se contemplaba que esas cotizaciones contaran para recalcular la pensión definitiva. El planteamiento actual abre la puerta a que sí puedan tenerse en cuenta, al menos en los casos de jubilados forzosos, es decir, aquellos que se vieron obligados a retirarse por un despido o un expediente colectivo.
Este matiz podría convertirse en un alivio para muchos trabajadores que no eligieron dejar el mercado laboral, y que ahora encontrarían una vía para mejorar su pensión final.
El papel de los autónomos en esta reforma
Los autónomos llevan años denunciando que las políticas de la Seguridad Social rara vez se diseñan pensando en sus necesidades reales.
La posibilidad de compatibilizar la pensión de jubilación con un trabajo autónomo es un paso adelante, pero también evidencia que este colectivo siempre llega tarde a las reformas.
El sistema sigue planteando trabas que no terminan de reconocer la singularidad de quienes han sostenido gran parte del tejido productivo del país.
De hecho, los informes de organizaciones como ATA o UPTA coinciden en que las medidas presentadas, aunque positivas, resultan todavía insuficientes para equiparar las condiciones de los autónomos con las de los asalariados.
Aún queda mucho por concretar
El objetivo de la reforma es claro: aumentar el número de jubilados que se acojan a esta fórmula de compatibilidad. El propio Gobierno ha admitido que el modelo actual no cumple expectativas y que debe ajustarse para ser más atractivo.
Con un mercado laboral en transformación y una población cada vez más envejecida, permitir que un pensionista siga desarrollando una actividad remunerada puede tener beneficios tanto económicos como sociales.
El problema, una vez más, es que los autónomos no sienten que estas iniciativas se adapten realmente a su realidad diaria, marcada por la inestabilidad y un nivel de cotizaciones que no siempre se corresponde con la protección recibida.
El debate está abierto. Sin embargo, el reto sigue siendo garantizar que los autónomos, tantas veces olvidados en la agenda política, encuentren en estas medidas un verdadero reconocimiento a su esfuerzo. Hasta que eso ocurra, cualquier avance se percibirá como un parche más.
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