La OCDE en su informe es clara: el discurso optimista del Gobierno sobre la evolución económica del país es, cuanto menos, discutible. Y uno de los aspectos que más llama la atención es la trayectoria del salario medio real en España.
No todo son alegrías para el ejecutivo. Los salarios, en vez de presentar un crecimiento sostenido, evidencia una preocupante tendencia al estancamiento.
Según los datos del organismo internacional, el salario medio real de los españoles en 2023 y prácticamente en 2024 fue idéntico al registrado tres décadas atrás.
Una información que pone en duda la narrativa institucional progresista sobre el avance salarial y resalta el retroceso de España en comparación con otros países europeos. Especialmente con las economías emergentes del Este del continente.
Una evolución salarial plana durante tres décadas
La evolución del salario medio real en España desde 1993 hasta 2023 refleja un crecimiento de apenas el 3,6%. Esto implica una variación anual promedio inferior al 0,15%, un ritmo que en términos prácticos equivale a una paralización del poder adquisitivo de los trabajadores.
Mientras tanto, factores como la inflación, el aumento del precio de la vivienda o los nuevos impuestos han deteriorado aún más la capacidad de compra de los ciudadanos.
La comparación visual de los datos confirma lo evidente: el estancamiento salarial de España es un fenómeno de larga duración. A pesar de haber atravesado etapas de crecimiento económico, la mejora del salario real ha sido casi imperceptible. Esta debilidad estructural se agrava al contrastarla con el rendimiento de otros países europeos, donde las mejoras salariales han sido más consistentes.
Europa del Este acelera mientras España se queda atrás
Una de las tendencias más destacables en la comparativa internacional es el crecimiento de los salarios reales en países del Este de Europa. Economías como Polonia, Estonia, Letonia y Lituania han registrado avances importantes desde la década de los noventa, reduciendo drásticamente la brecha salarial con las naciones de Europa Occidental e incluso comenzando a superar a países como España.
En términos relativos, el crecimiento salarial en estas economías ha sido superior al 30% en las últimas tres décadas. Aunque partían de niveles bajos, han logrado un avance sostenido gracias a la inversión extranjera, políticas fiscales más competitivas y una mejora paulatina en productividad.
Mientras tanto, el estancamiento salarial de España ha permitido que estas naciones igualen o incluso superen nuestro nivel salarial en determinadas industrias o regiones.
Este cambio de escenario está reconfigurando el mapa de atracción de talento y de inversión en Europa. Empresas multinacionales están considerando destinos del Este con costes más bajos, pero con capital humano cada vez más cualificado. Frente a este panorama, la falta de dinamismo en el mercado laboral español supone una desventaja competitiva significativa.
Factores estructurales que explican el estancamiento
Varios elementos explican el escaso crecimiento del salario medio real en España. En primer lugar, la baja productividad ha sido un lastre constante. Sectores como la hostelería, el comercio minorista y otros servicios han dominado el tejido empresarial sin mostrar mejoras tecnológicas o de eficiencia. A esto se suma un modelo fiscal que, lejos de incentivar la creación de empleo de calidad, ha penalizado a las rentas medias con una presión impositiva creciente.
Además, la temporalidad y la alta rotación laboral continúan afectando a una parte importante de la población activa, dificultando la consolidación de carreras profesionales estables que permitan una progresión salarial real.
Este escenario contribuye directamente al estancamiento salarial de España, impidiendo que el crecimiento macroeconómico se traduzca en una mejora tangible para los trabajadores.
Un desequilibrio que afecta a la calidad de vida
El impacto del estancamiento salarial de España se refleja en múltiples ámbitos de la vida cotidiana. El acceso a la vivienda, la planificación familiar, el ahorro para la jubilación o la capacidad de consumo se ven mermados por una renta que no ha crecido al ritmo de los precios.
Esta desconexión entre salarios y coste de vida alimenta la desigualdad y reduce las oportunidades de progreso en España casi más que en países del este del continente.
Comparado con el crecimiento experimentado por Francia o Alemania, que han visto aumentos salariales del 20 al 28% en tres décadas, la posición de España se ha debilitado notablemente. Lo más preocupante es que incluso países como Portugal o Grecia, que partían de niveles más bajos, han mostrado mejor desempeño en el mismo periodo.
Los expertos señalan: son precisas reformas en cuanto a políticas laborales, fiscales y productivas. La pregunta es, ¿dónde están?