El encarecimiento de los precios de los carburantes y de algunos alimentos, como los aceites, las legumbres y las hortalizas frescas, explican el crecimiento del 0,2 % de este índice. Sin embargo, con el dato de febrero, el IPC encadena su octava tasa negativa y la sombra de la deflación sigue acechando nuestra economía.
Con todo, me alegro de que los precios continúen a la baja. No hay que tener miedo a un poco de deflación. ¿Acaso el PIB no presenta tasas de crecimiento positivas pese a las caídas en precios? Yo quiero que los precios sigan bajando y no entiendo a los que entran en pánico por este motivo. Las caídas de los precios benefician a los consumidores, y hoy por hoy, son los que más me preocupan.
En El Blog Salmón | Los precios descienden un 1,3 % en enero: nos alegramos y Un poco de deflación no nos vendría nada mal