El son del desahucio

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A mi la canción protesta me aburre soberanamente, o como diría un british, it´s not my cup of tea. Mira que tenia esperanzas de que tuviese algo de gracia El son del desahucio, de Hilario Camacho, basado en el poema de Nicolas Guillén, pero se ve ni el roce cubano es capaz de mejorarla. Pero sin duda la música y la letra tendrá su público entre muchos de los lectores del blog.

Me gustaría señalar que la letra hace referencia al desahucio de un inquilino, no precisamente de un hipotecado. Y pienso que más de uno, y de dos, de los que viven en pisos de alquiler se preguntan porque el Gobierno y buena parte de los movimientos sociales protegen a los hipotecados, mientras que a los arrendatarios que optaron por no arriesgarse con una hipoteca, o simplemente no pudieron, deben correr peor suerte.

Ya digo que eso es tema para otro post, pero sólo tienen que tener un poco de paciencia. Después de montarla parda con los hipotecados, lucharan también por evitar los deshucios de los inquilinos, ya que muchos de ellas serán exhipotecados (si no pagaron la hipoteca, a ver porque van a pagar la renta). Recordemos que los hipotecados, los inquilinos, como antes los inmigrantes, o cualquier otro colectivo relevante, no son más que piezas, escudos humanos de una lucha por el poder, por el control social.

Y el día de mañana, cautivo y desarmado el sentido común, el principio de legalidad, y el bolsillo del contribuyente, habrán alcanzado las tropas sociales sus últimos objetivos políticos. La guerra habrá terminado. Y tendremos más de 40 años de paz social. O 1.000 que diría otro defensor de las causas sociales.

Perdón, que me dejo llevar. Os dejo la letra para el rollo fuego de campamento y guitarra de iglesia de II Concilio Vaticano (alabaré, alabaré,...).

Son del desahucio


El alquiler se cumplió:
te tienes que mudar;
ay, pero el problema es serio,
muy serio,
pero el problema es muy serio,
porque no hay con qué pagar.

Si encuentras cuarto vacío,
te tienes que mudar,
y si acaso no lo encuentras,
te tienes que mudar.

Si el dueño dice: «Lo siento»,
te tienes que mudar;
pero si no dice nada,
te tienes que mudar.

Como quiera, como quiera,
te tienes que mudar;
con dinero, sin dinero,
te tienes que mudar;
donde sea, como sea,
te tienes que mudar,
te tienes que mudar,
¡te tienes que mudar!

Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar,
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.

—Escuche, amigo casero,
ayer me citó el Juzgado,
y dije que no he pagado
porque no tengo dinero,
y estoy parado.
Yo no me voy a la calle,
porque la lluvia me moja;
venga usted, casero, y diga,
diga,
venga usted, casero, y diga,
diga,
si va a curarme el catarro,
si va a curarme el catarro,
después que el agua me coja.

Conozco hoteles vacíos
y casas sin habitantes:
¿cómo voy a estar de pie,
con tantos puestos vacantes?
Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar;
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.

¿Es que a usted lo achica el miedo?
No, señor;
a mí no me achica el miedo,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo…

Vía | El blues de la inflación
En El Blog Salmón | El blues de la inflación
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