¿También hay que salvar a los inversores de la cooperativa de l´Aldea?

¿También hay que salvar a los inversores de la cooperativa de l´Aldea?
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Lo de jugar a ser banquero mola. Especialmente en tiempos de bonanza económica. Cuando la cosa se pone chunga el asunto cambia un tanto. ¿Queréis un ejemplo? Pues hablemos de las cooperativas agrarias, o mejor dicho de los clientes de las secciones de crédito de las cooperativas agrarias, algunas de las cuales están entrando en concurso de acreedores. Para empezar tenemos a la cooperativa de l´Aldea, una entidad tarraconense donde han quedado atrapadas más de 3.000 personas. ¿Qué hacemos con los inversores de la Sección de Crédito de la Cooperativa de L´Aldea?

P?ara empezar, quizás hay que pensar que la claveno es tanto la crisis como el hecho de plantearse seriamente a qué juegan algunos: ¿qué sentido tiene en una economía hiperbancarizada la existencia de una sección de crédito (abierta a los no socios) en una cooperativa agraria?, ¿son conscientes los clientes de que no es una erntidad financiera, por mucho que algunas se arroguen el nombre de caja de…?, ¿saben que no existe un regulador financie que las controle ni una normativa que las discipline, ni unas garantías mínimas, ni…?

De la lectura del artículo que os he linkado me quedo con dos idas que no puedo dejar de comentar, y es que me tocan unas fibras muy sensibles: la de la inteligencia y la del bolsillo

Fernando Falcó, presidente de la cooperativa, situaba en el origen del problema la dura competencia realizada desde otras cajas y bancos, que están buscando desesperadamente nuevos clientes que refuercen su capital ante las demandas de la Unión Europea. «Si nosotros podíamos ofrecer un 3%, otros ofrecían el 6% o el 7%, y la gente ha comenzado a sacar sus ahorros».

Venga hombre, durante años estas cooperativas han campado a sus anchas es un escenario que es justo el inverso al que describe el presidente de la cooperativa: pagando el pasivo por encima de la competencia bancaria y concediendo créditos más baratos y con menos rigor, todo ello gracias a la ausencia de normativa, regulador e inspecciones del mismo tipo que las bancarias. En cuanto la cuerda se ha tensado, en cuanto las entidades financieras han tirado a la basura el margen y han pensado en solo en la supervivencia ha saltado por lo aires. Así que a llorar menos, aunque tenga razón en algo que seguramente piensa pero no dice, y es que dichas entidades están teniendo ayudas estatales (absolutamente improcedentes en mi opinión) que les permiten sobrevivir , pero no la tiene cuando omite que durante mucho mucho tiempo han competido con una clara ventaja regulatoria contra el sector financiero, ni cuando no asume ninguna responsabilidad respecto a los errores en la inversión de dichos fondos. Es más, va y se reafirma con que la inversión en terrenos productivos estaba bien hecha. ¿Dónde queda la planificación financiera? Al menos un poquito de humildad no le vendría mal.

Jordi Vives, director de la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya, indica que las secciones de crédito no están amparadas por el Fondo de Garantía de Depósitos del Banco de España, por lo que los impositores no tendrían garantizados los 100.000 euros por cuenta y cliente con que cuentan habitualmente los clientes de entidades financieras. La única garantía de los fondos sería el propio patrimonio de la Cooperativa y en último término la Generalitat.

Tremenda la alusión a la Generalitat. Desconozco la normativa catalana, pero salvo que se demuestre algún tipo de falta en la supervisión de esta cooperativa, y me da que eso va a resultar difícil habida cuenta del marco regulatorio habitual aplicable a entidades que no son financieras. Claro que quizás se este pensando en una solución a la cántabra: en el 2006 quebró la sección crediticia de la Cooperativa de Monte (Santander) y el Banco Santander apechugó con el tema gracias a un aval público, del Gobierno Revilla-PSOE, de 11 millones de euros sobre los créditos dudosos, aceptando los clientes una quita de un 20%. Un excelente negocio para los que lo habían perdido todo, y un mal negocio para la ciudadanía cántabra (a día de hoy nadie habla de ese aval ni de si se ha recuperado algún euro de aquellos préstamos)

Como estamos en un país en el que a todo el que manda le parece fantástico subsidiar a particulares, empresas y bancos, no me extrañaría que se inventen una vía catalana para el rescate de este tipo de entidades. A ver si me equivoco, y la ausencia de elecciones cercanas, así como las telarañas en las arcas de la Generalitat impiden que los catalanes sean expoliados para cubrir las perdidas derivadas de negocios privados.

Vía | Diari de Tarragona
Más información | Cooperativa L´Aldea, Finanzas.com, Adicto a las palabras
Imagen | lleuger

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