Tal y como ha filtrado la Cadena Ser, la amnistía fiscal va camino del fracaso más absoluto en el plan de recuperación de impuestos que ha planteado el Ejecutivo. En los primeros quince días que lleva en vigor el modelo 750 para declarar estos capitales al regalo del 8% y del 10%, sólo se han presentado 115 declaraciones y lo peor de todo, ni grandes empresas (volúmenes de facturación superior a 100 millones de euros) ni grandes contribuyentes del IRPF (bases imponibles superiores a 1 millón de euros) han presentado este formato de declaración.
El caso es que además de encendernos a todos los ciudadanos con esta vergonzosa y bochornosa amnistia fiscal, los propios defraudadores no están por la labor de repatriar esos capitales del extranjero, de alterar sus inversiones en paraísos fiscales ni de volverse de la noche a la mañana en unos patriotas de primera línea en materia de contribución impositiva.
Se esperaba, porque el problema de fondo no está realmente en traerse el dinero a España, el problema está en fiarse de la fiscalidad futura del país, el problema está en que la Ley de Prevención y Blanqueo de Capitales sigue vigente y no se pueden declarar capitales cuyo origen esté en actividades ilícitas como tráfico de drogas, armas, prostitución u otras actividades ilícitas.
Además, la fiscalidad futura del país está en entredicho un día sí y el siguiente también. No hay una planificación futura a ningún nivel y estos capitales en el extranjero, prefieren una tributación casi nula en las Islas Caiman antes que una tributación cercana al 30% para los rendimientos futuros. En todo caso, el fracaso en las previsiones de ingresos de 2.500 millones de euros, está casi garantizado ya. Veremos los resultados en noviembre, si el Ministerio de Hacienda se digna en publicar los datos oficiales claro.
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