Matemos a los bancos, inmolemos la sociedad y volvamos a las cavernas

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Eric Cantoná sigue erigiéndose de al frente de los movimientos antisistema y en una entrevista que le realizaron para un diario francés aboga por “Matar a los bancos”, organizar una revolución pacífica para que todos nosotros retiremos el dinero de las entidades financieras de tal manera que el sistema financiero nos escuche.

En esta línea, se ha organizado una jornada de protesta para que el 7 de diciembre, todos aquellos que lo deseen, se dirijan a sus respectivas entidades y arrastren con todo el líquido disponible y lo guarden debajo del colchón. Entiendo las protestas, entiendo las pataletas, pero no entiendo cómo se quiere matar una parte de la organización social que es sencillamente imprescindible a día de hoy.

De manera independiente a las corrientes capitalistas, el sistema financiero tiene una función económica y social, al igual que la tiene cualquier otra área económica, como por ejemplo los suministros y los servicios básicos. Intentar eliminar o culpar a una parte del sistema como el causante de todos los males, es uno de los mayores errores en los que podemos caer y no se puede eliminar la parte intrínseca a la economía que forma parte de su esencia.

Por ejemplo, en Irlanda, el agravamiento de la situación se ha originado por el aval del estado a su sistema financiero y por la fuga de depósitos de sus entidades, tal y como comentan en Nada es Gratis. Pero lo realmente grave, lo tenemos en las transferencias de responsabilidad e insolvencia privada al sector público. En el caso de Irlanda, la explosión inmobiliaria ha creado un auténtico agujero negro y esas pérdidas, deben recuperarse. El caso es que cuando los activos que respaldan los créditos no valen lo que debieran y un mercado se agota, alguien debe pagar por ello. Y en la situación actual, se está abogando porque paguen los contribuyentes vía subida de impuestos y reducción del gasto público.

Lo miremos por donde lo miremos, todas las actuaciones de los organismos internacionales se encaminan a garantizar los pagos de las deudas, a reforzar los balances de las entidades financieras y a cubrir con creces las capacidades de devolución de cada una de las entidades que han prestado dinero sobre unos activos (inmobiliarios u otros instrumentos financieros) que actualmente no valen nada dado que no hay mercado y su respaldo no deja de ser papel mojado.

No olvidemos tampoco, el propio funcionamiento de los Estados, en los que se resumen a colocar una ingente cantidad de deuda pública que realmente nunca se paga, sólo los intereses pactados pero para que una sociedad funcione, la confianza y la simbiosis con el sistema financiero es imprescindible.

La solución de Cantoná simplemente colapsaría puesto que absolutamente nadie sabe dónde se encuentra el impago, el riesgo de colapso con una retirada de depósitos de un 10% implicaría la parásilis total de la sociedad y por tanto, no protestaríamos realmente, retrodeceríamos varios miles de años para volver a las cavernas. No olvidemos que el dinero físico debajo del colchón es también papel mojado si el emisor quiebra y la confianza se pierde. Una inmolación social perfecta para destruir totalmente la sociedad de una manera muy pacífica.

En El Blog Salmón | ¿Por qué no se debe dejar caer el sistema financiero?
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