Nuevos parámetros para medir el bienestar social

Nuevos parámetros para medir el bienestar social
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Los economistas y premios Nobel Amartya Sen y Joseph Stiglitz, forman parte de una comisión internacional encargada por el presidente francés Nicolás Sarkozy, que busca medir el desempeño económico en términos de desarrollo y progreso social “mas allá del fetichismo del PIB”. Hay acuerdo en que ningún indicador puede sintetizar por si solo algo tan complejo como la sociedad humana. Pero las referencias convencionales como el PIB, sólo miden el crecimiento económico sin importar el empeoramiento del entorno o la calidad del medio ambiente. En este sentido tienden a ser más útiles, a la hora de establecer comparaciones, indicadores de Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) como el índice BigMac.

En momentos en que la economía mundial vive un fuerte desempleo y una ostensible caída en la demanda, los indicadores tieden a ser abiertamente cuestionados. Esto es porque las estadísticas sobre ingresos tuvieron originalmente el propósito de medir la actividad económica. Pero con el tiempo se convirtieron en una obsesión como si se tratara de un indicador de bienestar social. Y esto es un grave error. No tomar en cuenta las actividades en escala famliar, olvidar el tema del entorno y quedarse en los aspectos puramente materiales y cuantitativos del PIB, ha terminado haciendo daño a la economía, al planeta y a sus habitantes. De ahí la pregunta: ¿debemos sancionar a un país –en términos de nuestros parámetros sobre desempeño- si decide transformar sus avances en más tiempo libre y ocio, y no solo en bienes finales y consumo?

El modelo impuesto por Estados Unidos de consumismo excesivo, endeudamiento excesivo y odiosidades excesivas, comienza a entrar en retirada. Todas las propuestas desde Bush padre “nuestro estilo de vida no es negociable” a Bush jr. sólo aumentaron esos tres indicadores: consumo-deuda-odio. Con parámetros incorrectos se llega a una economía global incorrecta. Y en el intento de incrementar el PIB muchos gobiernos priorizaron la estabilidad de las transnacionales y la explotación en extremo de los recursos naturales, sin pensar que existía el riesgo de crear una sociedad cuyos integrantes podían pasarlo peor y no mejor. Por eso que es preciso ocuparse no sólo del bienestar actual, sino el del futuro y, para ello, se debe tener en cuenta hasta qué punto el desarrollo de hoy se hace hipotecando el futuro.

El informe preparado por Stiglitz y Amartya Sen fue solicitado por el presidente francés Nicolas Sarkozy quien señaló que Francia será pionera en esta nueva técnica que quiere póner en el tapete una idea de bienestar humano. Dice Stiglitz:

“las estadísticas defectuosas pueden llevar a conclusiones e inferencias equivocadas. En los años previos a la actual crisis sistémica, muchos europeos, cautivados por el crecimiento norteamericano, se inclinaban al modelo anglosajón. Si hubiesen preferido parámetros como el ingreso medio (mejor medida de la realidad social) o ajustar en función de un endeudamiento familiar expansivo, no habrían sido tan optimistas”

Las mediciones convencionales de PIB ignoran el agotamiento de los recursos y la degradación ambiental. Se trata de una omisión grave y es uno de los legados del monetarismo neoclásico impuesto desde 1971 en Estados Unidos. La percepción de estos problemas, por cierto, requiere un tratamieto muy diferente a las cuentas mezquinas que sacan empresarios y políticos. Si bien la comisión que encabezan Stigltiz y Sen se instauró antes de la onda recesiva, la crisis sistémica le ha dado una importante trascendencia. Quizá ha llegado el momento de volver a la oykonomía aristotélica en la cual lo importante era el “orden de la casa”.

Imagen | openDemocracy

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