Espe, veo tu apuesta y la doblo: cero diputados

Espe, veo tu apuesta y la doblo: cero diputados
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Esperanza Aguirre es una experta en agitar las aguas y ha vuelto a hacerlo con su plan de medidas de austeridad para la comunidad de Madrid. Quizás la más llamativa, la que le va dar más portadas sea la propuesta de reducir a la mitad el número de diputados regionales. Dentro y fuera de su partido se han alzado las voces, cuestionando su medida. Yo también la cuestiono. Y es que Espe, veo tu apuesta y la doblo: cero diputados. A ver como la mejoras.

A continuación voy a tratar de explicar que cartas tengo para llegar a esta apuesta, y ratificar su relación con la esfera económica propia de este blog. Por favor, sigan la jugada hasta el final.

El art. 67 de la Constitución determina, conforme a la tradición histórica de las democracias parlamentarias, la prohibición del mandato imperativo en las Cortes Generales. El diputado o senador, una vez elegido, representa a todo el pueblo español, no es un apoderado o mandado de su partido político. Dicha concepción se traslado al resto de cargos representativos en los Parlamentos autonómicos e incluso en los Ayuntamientos, avalada por la jurisprudencia constitucional.

Así que cuando los partidos dan libertad de voto no hacen otra cosa más que reconocer el pleno derecho de los electos. Y cuando un diputado o uun concejal salen tarifando de su formación política y se les exige que devuelvan el escaño, la petición de esos partidos está fuera de lugar desde el punto de vista normativo

La partitocracia se puso de los nervios. Para proteger las inversiones financieras realizadas para ocupar su parcela de poder y subvención atizó el fantasma del transfuguismo. Y así salió por ejemplo el Pacto Antitransfuguismo en las Corporaciones Locales, o se introdujeron artículos en los reglamentos parlamentarios para jorobar a aquellos diputados que abandonasen, voluntaria o involuntariamente al partido de sus amores. Para esto si son capaces de llegar a acuerdos, aunque luego no renieguen de los votos de los tránsfugas para llegar al sillón.

Evidentemente, entre los llamados tránsfugas los hay de todo tipo. Como entre los partidos. Hay ocasiones, antiguas y recientes, donde vemos como partidos enteros han practicado el transfuguismo con respecto a sus votantes. Y ahí no parecía preocuparles nada el violentar el voto de los ciudadanos, las sospechas de corrupción, etc. Lo más gracioso ha sido como los diputados que no han cedido a dicho movimiento en bloque, han acabado siendo expulsados y declarados tránsfugas.

Mi sensación es que, en última instancia, los partidos políticos han ganado este juego. Al grito de “el que se mueve no sale en la foto”, más allá de las corporaciones locales los casos de transfuguismo son contados. Ahí afuera llueve mucho, y es más fácil salir en las listas de un partido ya parlamentario que jugarsela. A todos nos gusta comer caliente. Así que no hay más que ver el siseñorismo y la mediocridad que se ha apoderado de los distintos parlamentos españoles, con sus señorías votando bajo las indicaciones del regidor político de turno. No me extraña que luego alguno no vea bien los dedos del capataz y se confunda, si tiene el criterio anulado. En el fondo, no saben lo que están votando. Ni les importa.

Así que, ya puestos, y habida cuenta de que los partidos, todos los partidos, los quieren mansos, no voy a llorar por los diputados que no han sabido defender lo que el pueblo español les había otorgado: ni un diputado, ni un senador, ni un diputado regional, nada. Todos a casa. Nos sobran hasta las instalaciones. Los cambiamos por diputados virtuales, por un voto ponderado electrónico que le damos a Mariano, a Afredo, etc. Que se apañen entre ellos. Esta es la lógica del sistema que en el fondo les gustaría, todos tranquilos y prietas las filas.

Claro que, entonces, digo yo que sería más coherente que el trabajo que antes hacían los diputados lo sigan haciendo como militantes del partido, pagados por éste(en el fondo hoy tampoco son otra cosa). Pueden reunirse, celebrar sus comisiones, negociar, hacer pella cuanto toque partido, etc. Pero todos esos sueldos y costes han de ser abonados por sus partidos, y éstos no habrían de recibir ni un euro de subvención (para eso están su militantes), y el reconocido altruismo de la clase política, tan diferente de los mercados, por ejemplo.

Evidentemente yo no soy partidario de este sistema que he propuesto. Es un farol, pero únicamente en la forma, ya que en el fondo es exactamente lo que tenemos, eso si, sin librarnos de sus sueldos y demás prebendas. Así que, si de verdad quieres ahorrar, Espe, propón mandarlos a todos a casa.

Vía | El Mundo
En El Blog Salmón | ¿Para qué sirve el Senado? para derrochar más de 25 millones de euros anuales, Un iPhone 4 para cada diputado
Imagen | Yashima

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