Ayer me llevé una grata sorpresa. Cuando llegué a casa después de trabajar me encontré con un aviso de Correos que decía que habían ido a entregar un paquete por la mañana y que no había nadie en casa. Me imaginaba que tendría que ir a recogerlo, pero el aviso decía que se pasarían por la tarde, de 15 a 21h a intentar una nueva entrega. Dicho y hecho, se pasaron por la tarde y me entregaron el paquete.
Además pude ver que la oficina de Correos más cercana a mi casa abre de lunes a viernes por la mañana y por la tarde, hasta las 20.30, y los sábados por la mañana. Ahora en agosto sólo abre por las mañanas, pero sigue habiendo reparto de paquetes, como he dicho, también por la tarde. Me ha sorprendido gratamente que una empresa de capital público se esmere tanto en su atención al cliente, al menos en su amplio horario. No es infrecuente ver que la atención al público de ciertos organismos públicos son sólo por las mañanas, cuando la gente está trabajando, y hacer cualquier gestión requiere pedir unas horas libres en el trabajo. O incluso en algunos sectores privados, como la banca.
Además, Correos tiene unos resultados positivos. El año pasado presentó unos beneficios antes de impuestos de 239,3 millones de euros. Es cierto que una parte importante del trabajo de Correos dificilmente puede ser rentable, como es el envío de cartas a todos los puntos de España a un precio bastante asequible, con lo que difícilmente se puede cubrir el gasto de personal. Pero cada vez ofrecen más y mejores servicios de mensajería, que aunque más lentos que empresas como Seur, UPS o DHL, son más económicos.
Además tienen una página web realmente sencilla, intuitiva y útil, cosa bastante rara dentro de las empresas españolas. Permiten pagar con paypal, enviar cartas directamente escribiéndolas online (las imprimen y las envían), enviar telegramas, enviar burofax e incluso venta de dominios web, todo online.
Tantos servicios novedosos me hace pensar que hay algún plan de privatización. Esperemos que si alguna vez llega a ser privada no se olviden de su función principal de llegar a cualquier punto de España pagando un simple sello, aunque no sea rentable.
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