La Unión Europea está consiguiendo bajar las emisiones del cambio climático. No servirá si China e India las siguen aumentando

La Unión Europea está consiguiendo bajar las emisiones del cambio climático. No servirá si China e India las siguen aumentando
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Malas noticias ante el cambio climático pocos días después de que sus efectos (multiplicados) hayan mostrado su cara más dura en Valencia y otras comunidades españolas: la Comisión Europea, está usando las imágenes para concienciar ante la cumbre de Bakú.

Ante este problema global, los últimos datos son contundentes: el porcentaje de toneladas de CO2 por habitante ha ido subiendo y subiendo en términos globales; el G-20 sigue manteniéndose en las mismas cifras, EE. UU. y Rusia han reducido ligeramente las emisiones, la UE ha disminuido las emisiones a la mitad, pero... hay un elefante en la habitación: China las ha triplicado; la India también.

No hay acuerdo común

El usuario Jon González recogía en Twitter, ahora X, algunos gráficos interesantes que muestran el incremento de CO2 para combustibles fósiles, para usos del suelo, metano, dióxido de nitrógeno y metano. Nada escapa a los incrementos en el global de los seis mayores emisores.

Mientras escribía este artículo, en los relacionados de X, me saltó un tuit con  una entrevista a un ingeniero técnico de obras públicas que habían titulado: "Si aquello se inunda, no se ponga usted allí y punto", en referencia a la dana valenciana, por supuesto.

Por desgracia, esta es un poco la percepción mayoritaria: que cada cual luche su guerra, porque hay intereses locales y nacionales primero. Historiadores de primera categoría, como Dipesh Chakrabarty, llevan tiempo avisando del nacimiento de la escala planetaria. (Aquí: un resumen de sus tesis vinculadas con el Antropoceno, como se conoce a la afectación humana del clima y su efecto como magnitud geológica para el planeta.)

Primero, la industria

Volviendo a las cifras, equivalentes a millones de toneladas de CO2 por año, los seis principales emisores (China, EEUU, India, UE, Rusia y Brasil) han sufrido una evolución desigual desde los años 90.

En el caso de EE.UU o Rusia, se han dado lentos descensos poco relevantes (EE. UU.: 6.203 toneladas por año en 1990 y 5.969 en 2023; Rusia, en cambio, ha reducido desde las 3.059 a las 2.664). El reto climático en la UE se puede observar con mayor esperanza, donde se han reducido las emisiones más de un 33 % en tres décadas (de las 4.880 a las 3.235 por año).

Por el contrario, Brasil (de 672 a 1.304), India (de 1.382 a 4.143) y China (de 3.863 a 15.870) han aumentado muchísimo el gasto enérgetico, vinculado en su mayoría a energía (68 %), industria (10 %), agrícola y forestal (18 %) y residuos (5 %).

Hoy, más que nunca, se observa cómo las políticas poscoloniales y de mejora industrial del G-20 han seguido su evolución lógica en otros países que han querido mejorar sus economías con estrategias similares. El tabú entre naciones está encima de la mesa: yo lo hice, pero tú ya no puedes hacerlo.

Después, ¿el planeta? (si queda)

Ji Xinping plantea alcanzar el máximo de emisiones de carbono antes del inicio de la próxima década (2030) y, a partir de entonces, lograr cero emisiones en los siguientes 30 años. Sin embargo, China representaba ya el 27 % de las emisiones totales en 2019; hoy, más del 30 %.

Por habitante, no obstante, los EE. UU. (18 toneladas) y Rusia (19 toneladas) siguen muy lejos del porcentaje per capita de la UE-27 (8 toneladas) e incluso de China (11 toneladas). Por descontado, si los países más poblados del mundo contaminasen al nivel de los estadounidenses o los rusos (y, cuidado, que los chinos van en camino), quizá no habría ya aire que respirar, porque este es un reto tanto de cifras como de porcentajes.

La Unión Europea ha sido pionera en la implementación de políticas de sostenibilidad para limitar sus emisiones de carbono, destacando la creación del mercado de emisiones y el plan de neutralidad climática para 2050.

En este contexto, el Acuerdo de París de 2015 se perfiló como una negociación global, aunque no vinculante, que instaba a los países a reducir su impacto en la atmósfera.

Sin embargo, a pesar de la participación de 195 países, las metas se fijaron bajo la premisa de una colaboración global que aún enfrenta grandes desafíos: mientras que la UE ha aplicado consistentemente las políticas para alcanzar objetivos, otras economías emergentes como China e India sostienen que estas restricciones limitan su desarrollo.

Con los datos en la mano, esto es cierto, donde el crecimiento industrial sigue siendo vital para su economía, incluso si significa postergar sus compromisos de emisiones a largo plazo.

Haz lo que digo, no lo que hice

Durante décadas, EE. UU., el Reino Unido y casi todas las economías europeas impulsaron su desarrollo a costa de sus emisiones y actividades industriales. Bajo este enfoque, China e India argumentan que sus planes de crecimiento también implican la necesidad de consumir energía de forma intensiva para alcanzar el nivel de vida de los países desarrollados.

Este sigue siendo un punto de tensión, que incluso se ha intentado sortear con políticas de apoyo a las nuevas potencias en el contexto actual (por ejemplo, ofrecer tecnología y financiamiento a estos países a cambio de reducciones en sus emisiones de carbono).

En conclusión, la Unión Europea ha demostrado su capacidad para reducir sus emisiones (en economías industrializadas, leamos también la letra pequeña aquí), pero el impacto global sigue en manos de los grandes emisores. Así, sin una colaboración que realmente considere las realidades de las economías emergentes a una escala planetaria, establecer un marco efectivo contra el cambio climático parece una quimera.

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